La medicina tradicional es como un tesoro ancestral que abarca conocimientos, habilidades y creencias, formando un sistema para prevenir y tratar problemas de salud. Su esencia radica en el uso de plantas medicinales para curar enfermedades específicas. Lamentablemente, este legado de milenios se está perdiendo gradualmente junto con las comunidades antiguas que solían depender de las propiedades curativas de las plantas naturales.
La sabiduría transmitida por generaciones en la medicina tradicional es de gran relevancia, especialmente porque desempeñó un papel crucial en enfrentar enfermedades en épocas en las que no existían hospitales ni profesionales de la salud. A pesar de su histórico impacto, en la actualidad, estos conocimientos están siendo menospreciados y dejados al enfoque científico predominante Quimico.
En estos tiempos de la vida moderna, marcada por avances científicos y tecnológicos, es intrigante observar cómo cada vez más personas optan por recuperar la medicina natural. Este fenómeno refleja una profunda búsqueda de equilibrio y conexión con la naturaleza en un mundo que a menudo parece desvinculado de sus raíces. En el afán de encontrar remedios más holísticos y respetuosos con el cuerpo, la mente y el entorno, la medicina natural emerge como un faro que guía hacia un enfoque más integral de la salud.
La medicina tradicional, basada en conocimientos ancestrales sobre plantas y prácticas curativas, resurge como un recordatorio de la sabiduría acumulada a lo largo de siglos. En medio de una sociedad cada vez más orientada hacia lo sintético, las personas buscan reconectar con métodos más orgánicos y menos invasivos, reconociendo la capacidad de la naturaleza para proporcionar soluciones a diversas dolencias.
La elección de la medicina natural también puede interpretarse como una respuesta a la percepción de los efectos secundarios y la dependencia de fármacos sintéticos. La búsqueda de alternativas menos agresivas, con un enfoque preventivo, refleja un deseo de empoderamiento individual en el cuidado de la salud. Las personas buscan entender y abordar las causas subyacentes de sus problemas de salud, en lugar de simplemente tratar los síntomas de manera aislada.
En última instancia, la tendencia hacia la medicina natural puede considerarse una manifestación de la necesidad humana innata de armonía con su entorno y de reconocer que, en medio del progreso, la conexión con la tierra y sus recursos sigue siendo esencial para un bienestar completo. Este resurgimiento no solo representa un retorno a prácticas ancestrales, sino también una reevaluación de los valores contemporáneos y una búsqueda de armonía en un mundo que a menudo se percibe como desequilibrado.
Salud y Enfermedad
• La salud se define como la armonía en nuestras funciones orgánicas, mientras que la enfermedad es la desarmonía en esas mismas funciones.
El estado de salud es lo natural y común en los seres que viven en consonancia con la Ley Natural, como los animales salvajes que siguen su instinto. Por otro lado, el estado de enfermedad es antinatural y resulta de transgredir la Ley Natural.
En la sociedad civilizada, la enfermedad es la condición común debido a la constante oposición a los dictados de la Ley Natural. Lo mismo ocurre con los animales dependientes del ser humano.
En el estado de salud, todos nuestros órganos desempeñan sus funciones sin dificultad, lo que permite al individuo no sentir su cuerpo ni darse cuenta del trabajo que realiza en sus diversas actividades.
Cualquier anormalidad, por mínima que sea, indica una falla en el funcionamiento del organismo, que, si no se aborda a tiempo, puede convertirse en una enfermedad seria.
Las crisis, conocidas como enfermedades agudas, son el resultado de un proceso que se desarrolla gradualmente, alterando la normalidad de nuestras funciones orgánicas debido a las continuas transgresiones de la Ley Natural.
La enfermedad aguda representa un esfuerzo enérgico de la fuerza vital para restablecer la normalidad perdida por la vida antinatural.
En las enfermedades crónicas, el organismo carece de la energía vital suficiente para lograr una curación completa.
Las enfermedades agudas son comunes en la infancia, cuando la fuerza vital está en su apogeo. Por el contrario, las enfermedades crónicas predominan en la edad madura y especialmente en la vejez, cuando la energía vital está en declive.
Solo la enfermedad aguda tiene el potencial de curación. Para sanar de una enfermedad crónica, es necesario transformarla en aguda. Los síntomas agudos son indicativos de una reacción orgánica y, por lo tanto, de curación, y no deben generar alarma; más bien, deben interpretarse para favorecer la acción que el organismo busca desarrollar.
La labor del médico debe dirigirse no a combatir directamente los síntomas, sino a guiar las fuerzas hacia la purificación orgánica, eliminando las impurezas que obstaculizan el funcionamiento normal del cuerpo.
Existe una diferencia fundamental en la concepción de "enfermedad" entre el Naturismo y la Alopatía, ya que esta última confunde la causa con el efecto, atacando los síntomas como algo perjudicial. En cambio, el Naturismo considera la enfermedad aguda como una crisis curativa que, si se favorece, restablecerá la normalidad orgánica, es decir, la salud.
El concepto erróneo de enfermedad, que confunde el síntoma con el mal y atribuye las enfermedades a los microbios, es la razón por la cual los tratamientos oficiales, como drogas, inyecciones, sueros y vacunas, no curan las dolencias humanas. En lugar de ello, estos tratamientos solo suprimen los síntomas, obstaculizando la sabia defensa natural del cuerpo.
Este error fundamental en la Medicina Alopática, adoptada oficialmente por el Estado, hace que la terapéutica sea no solo equivocada sino altamente perjudicial. Muchos enfermos, debido a tratamientos costosos e innaturales, quedan incapacitados para recuperar su salud, incluso cuando recurren tardíamente al Naturismo.
El uso continuo y prolongado de drogas e inyecciones produce intoxicación, debilitando la energía vital y paralizando las defensas naturales contra los enemigos del organismo.
Los estudios médicos universitarios resultan contraproducentes, ya que, con ese conocimiento, no solo no se pueden curar las enfermedades, sino que también se perjudica al enfermo, impidiendo, en muchos casos, una curación genuina.
La teoría microbiana, que atribuye las enfermedades a los microbios, ha sido abandonada definitivamente por los verdaderos científicos. Hoy en día, se reconoce que el papel de los microbios es secundario en las enfermedades.
El microbio no es la causa de la enfermedad, sino uno de sus efectos; son agentes de fermentación y vehículos en el proceso de descomposición de la materia muerta. Los microbios desempeñan una función beneficiosa en la Naturaleza, contribuyendo a la purificación en lugar de la infección.
Las enfermedades no provienen del exterior, sino de dentro de nuestro organismo. La diferencia entre enfermedad y accidente radica en que nadie puede enfermarse por infección, menos aún por cambios en el aire, impresiones o temperatura, si no existe un estado de enfermedad previo debido a la acumulación de sustancias extrañas dentro del organismo, principalmente por una nutrición antinatural.
En la enfermedad aguda, estas sustancias extrañas, productos sin vida, entran en fermentación debido a causas externas, similar al contenido de un barril que se mantiene quieto en la bodega y entra en fermentación cuando se mueve o recibe luz solar, o está cerca de otro depósito que está fermentando.
Sin una masa fermentable, no hay fermentación; de manera similar, sin acumulación de sustancias extrañas dentro de nuestro cuerpo, no puede haber enfermedad.
El origen de la enfermedad radica en el terreno; el microbio es solo un producto del terreno. Así como en un pantano pululan los mosquitos y nadie diría que el pantano existe debido a los mosquitos.
Como se mencionó anteriormente, el papel del microbio es descomponer la materia muerta, facilitando la purificación del organismo. La presencia del microbio beneficia la purificación del organismo enfermo.
Es esencial comprender que todo lo creado por el Creador es para beneficio del hombre; lo natural es bueno, y lo malo reside en los errores humanos.
Como dijo Paracelso: "Las enfermedades son el purgatorio de nuestras culpas". La enfermedad no es obra de Dios, sino del hombre que sufre un castigo por transgredir la ley impuesta a la creatura.
El Naturismo busca evitar las enfermedades mediante la observancia de la Ley Natural y, en caso de enfermedad, procura restablecer la salud cumpliendo con esa misma ley. Es la única doctrina científica en términos de higiene y terapéutica, ya que no puede haber ciencia en contra de la Ley Natural.
La Ley Natural
El Naturismo representa la ciencia que instruye al ser humano sobre cómo evitar la enfermedad y, en caso de caer en ella, cómo curarla mediante la observación de la Ley Natural.
El recordado Padre Tadeo de Visent, nuestro maestro, solía afirmar: "Es más fácil prevenir cien enfermedades que curar una sola."
La principal causa de la enfermedad en el hombre radica en la ignorancia de los preceptos de la Ley Natural.
La Ley Natural consiste en la voluntad del Creador, imponiendo a la creatura normas para cumplir su destino moral o físico.
Los irracionales, que viven en libertad y siguen su instinto, cumplen constantemente la Ley Natural, experimentando así una perfecta normalidad fisiológica, equivalente a una salud completa.
Por el contrario, el hombre, al abusar de su libre albedrío, contraviene continuamente la Ley Natural, llevando una vida marcada por enfermedades y, en muchos casos, culminando en una muerte prematura.
Según la Ley Natural, la duración de la vida de los mamíferos debería ser de seis o siete veces su período de desarrollo. Por ejemplo, un caballo, que se desarrolla en cinco años, debería vivir entre 30 y 35 años, y el hombre, cuyo desarrollo toma 25 años, podría alcanzar una vida de 150 años o más. Sin embargo, la realidad muestra que los casos de longevidad son cada vez más raros, y el promedio de vida en Sudamérica apenas llega a 30 años.
El Naturismo cobra vital importancia al permitir al hombre vivir de manera saludable, lo que, a su vez, regenerará a la humanidad y resolverá problemas económicos y sociales. Estos problemas, en última instancia, derivan de la incapacidad del hombre para cumplir su destino en la tierra.
Un individuo sano experimenta su propia felicidad sin necesidad de artificios, convirtiéndose en una fuente de bienestar para su familia y sus conciudadanos.
Contrastantemente, un hombre enfermo se convierte en una carga y fuente de desgracias tanto para quienes lo rodean como para la sociedad. Busca consuelo en placeres artificiales para distraer su existencia triste, contribuyendo al desequilibrio económico y produciendo menos de lo que consume.
El hombre sano es un activo positivo en la sociedad, mientras que el hombre enfermo es un pasivo negativo. El primero produce más de lo que consume, proporciona descendencia sana a su patria y practica el ahorro y la previsión, asegurando su vejez sin depender de la sociedad.
En contraste, el hombre enfermo lucha por cubrir sus necesidades, no tiene descendencia o la engendra con defectos que representan una carga para la sociedad. Carece de previsión y ahorro debido a su cercana mortalidad, y muere prematuramente, dejando a sus semejantes la responsabilidad de mantener una descendencia potencialmente incapaz o incluso criminal.
La felicidad del hombre sano proviene de su buena salud, y él, consciente de su destino como rey de la creación, no conoce rivalidades ni envidias.
Por otro lado, el hombre enfermo siente su inferioridad y muestra hostilidad hacia aquellos que no comparten su desventura, buscando en el anarquismo o el comunismo una igualdad que iguala a todos en la miseria, proporcionando un triste consuelo al ver a otros compartir su desgracia.
En Colombia, podemos observar cómo los problemas sociales y económicos están relacionados con la decadencia en la salud de la población y la prevalencia de enfermedades crónicas en nuestras ciudades. Nuestros antiguos soldados, que conquistaron la riqueza del salitre, eran campesinos robustos y saludables, ignorantes de los progresos actuales. Vivían sin deformidades, sin venenos en la carne, alimentándose de productos naturales. Su salud intacta les proporcionaba tesoros invaluables, y su alma desconocía bajas pasiones y adulaciones.
Lamentablemente, este tipo de guerrero ha pasado a la historia, y hoy en día ostentamos el triste honor de liderar las estadísticas de morbilidad y mortalidad.
A medida que la salud se aleja, surgen problemas sociales que los gobernantes intentan resolver con leyes, que resultarán ineficaces a menos que se aborde la causa fundamental del mal: restablecer la salud en la colectividad. La única solución es regresar a la Naturaleza.
En las nuevas generaciones reside el futuro del universo. Es imperativo guiar a la juventud hacia la salud natural, que solo se puede alcanzar cumpliendo con la Ley Natural. Como sabiamente dijo un pensador, la Naturaleza solo se domina al someterse a sus leyes.
La ciencia de la salud es el Naturismo, y debe enseñarse desde los primeros años en la escuela. De esta manera, los niños aprenderán a dirigir sus vidas en beneficio propio y de sus semejantes.
"Recordemos que los pueblos que han decaído comenzaron por enfermarse."
Los preceptos de la Ley Natural para mantener la normalidad orgánica, es decir, la salud, están encapsulados en los Diez Mandamientos Naturistas:
Respirar siempre aire puro.
Consumir exclusivamente productos naturales.
Ser sobrio constantemente.
Beber únicamente agua natural.
Mantener extrema limpieza en todo.
Dominar las pasiones, procurando la mayor castidad.
Evitar la ociosidad.
Descansar y dormir solo lo necesario.
Vestir sencilla y holgadamente.
Cultivar todas las virtudes, procurando siempre estar alegres.
"La Importancia Vital de Respirar Aire Puro"
Como afirmaba Hipócrates:
"El aire puro constituye el primer alimento y el primer medicamento".
Esta sabiduría se refleja en la historia de aquellos que, como el recordado alcalde de Cork en Irlanda, prolongaron su existencia durante 72 días en una huelga de hambre, consumiendo solo agua. En contraste, nadie podría mantener su vida sin respirar durante 8 o 10 minutos, demostrando así la relevancia del precepto hipocrático.
Lamentablemente, en la práctica, parece que la humanidad no aprecia la importancia del aire como fuente de energía vital.
En las ciudades, especialmente, se tiende a evitar el aire puro, prefiriendo ambientes cerrados y contaminados, como habitaciones, teatros, clubes y tabernas.
El aire puro, considerado como alimento, satisface la mayoría de nuestras necesidades fisiológicas. En entornos como el campo, el bosque, la montaña o la orilla del mar, es posible vivir principalmente del aire, complementando secundariamente con alimentos destinados al estómago. Esto explica la frugalidad de los campesinos, que, a pesar de sus laboriosas tareas, mantienen una salud robusta con una simple galleta de pan y un plato de frijoles al día.
En cambio, en las ciudades, donde el aire no cumple con las virtudes del aire puro, se requiere que el hombre compense la insuficiencia vital recargando su alimentación estomacal. Esta elección alimentaria mantiene un estado general de deficiencia vital.
El aire entra en nuestro cuerpo a través de dos vías: los pulmones y la piel. La piel actúa como un segundo pulmón y riñón, absorbiendo una parte significativa del oxígeno necesario y eliminando desperdicios del desgaste orgánico. Para que la piel desempeñe sus funciones, es esencial que esté en contacto directo con la atmósfera o, al menos, que esta se renueve sobre ella. De ahí la importancia de los baños de aire y los inconvenientes de usar camisetas y ropa ajustada a la piel.
La respiración pulmonar debe realizarse por la nariz, con la boca cerrada, ya que la nariz sirve como protector de los pulmones, calentando el aire frío y retiene sus impurezas. Cuanto mejor nos alimentemos de aire, menos necesidad tendremos de alimentos estomacales. En personas con insuficiencia pulmonar, como los tuberculosos, se observa una gran actividad digestiva, siendo característico el apetito insaciable de los tísicos.
Los baños de aire son especialmente beneficiosos para aquellos que sufren problemas pulmonares, al igual que la transpiración lo es para los enfermos de riñones. Así como es necesario aprender a comer para tener una buena digestión, también es esencial aprender a respirar. De ahí la importancia de la gimnasia respiratoria, realizando diariamente respiraciones profundas al aire libre, especialmente por las mañanas, con la boca cerrada.
Debemos buscar el aire puro en todo momento, considerándolo el alimento más precioso para preservar nuestra salud. Dormir con la ventana abierta todo el año y, en verano, preferiblemente al aire libre, son prácticas fundamentales. Estos consejos son valiosos para todos los enfermos, ya que el aire puro se convierte en el primer "medicamento".
Consumir exclusivamente alimentos naturales implica ingerir aquellos que se ajustan a nuestra estructura orgánica y satisfacen nuestras necesidades fisiológicas.
Es esencial poseer el conocimiento para seleccionar los alimentos adecuados a fin de mantener la salud, dado que los alimentos digeridos conforman la calidad de nuestra sangre.
La buena nutrición es crucial para la salud, ya que introducir en nuestro organismo los productos destinados por la naturaleza para nuestro mantenimiento es fundamental.
Según el orden natural, el reino mineral sostiene al vegetal, que a su vez sostiene al animal. Ingerir sustancias minerales, como los productos de botica, introduce en el organismo sustancias que este no puede asimilar y necesita expulsar para liberarse de su estorbo.
A diferencia de los animales en libertad que siguen sus instintos para buscar alimentos adecuados, el hombre degenerado ha perdido su instinto y cree que puede comer cualquier cosa sin límites, más allá de sus recursos o caprichos.
Según célebres médicos como Cuvier, Slikeyssén, Carrigtbn Lahman, Cristian, entre otros, el hombre es frugívoro, diseñado para alimentarse de frutas. La práctica demuestra que muchas comunidades indígenas viven en bosques consumiendo únicamente frutas, lo cual evita enfermedades agudas.
El régimen frugívoro presenta ventajas evidentes. Además de prevenir enfermedades, es un medio seguro para la curación. Quienes siguen este régimen tienen un raciocinio más claro y despejado debido a una sangre libre de tóxicos.
La carne de los animales no está destinada como alimento para el hombre; más bien, es un excitante debido a los tóxicos que contiene. Comer carne equivale a envenenarse, según el Dr. Brandt. Aunque el hombre degenerado pueda consumirla, su instinto se revela ante los despojos sangrientos de cadáveres, y necesita transformarlos mediante la cocción para hacerlos tolerables.
La mentira convencional de la civilización es el alimento cocinado, especialmente la carne, según el Dr. Amilcar de Souza. Comparando las características de carnívoros y vegetarianos, se observa que los primeros son sanguinarios y desleales, mientras que los segundos son fieles y nobles.
En cuanto a la bondad del régimen, los animales más fuertes y longevos son vegetarianos. Esta diferencia se refleja también en el hombre. La carne, con sus tóxicos, estimula las bajas pasiones y conduce a los vicios, mientras que la alimentación de frutas y semillas despierta sentimientos nobles y elevados, fortaleciendo la inteligencia y la voluntad.
En conclusión, ¿qué buscamos en los productos cadavéricos de los animales que no hayan obtenido del reino vegetal? Como mencionaba el padre Tadeo, si el buey puede formar y mantener su cuerpo con la sustancia extraída del pasto, ¿no podría el hombre alimentarse mejor con las sustancias concentradas en las frutas y semillas?
Mantenerse Sobrios
Permanecer constantemente sobrios implica consumir alimentos de manera comedida, bien masticados y en momentos oportunos.
El exceso en la ingesta de alimentos es tan perjudicial como la consumición de alimentos no naturales, ya que provoca fermentaciones y un exceso de tóxicos que envenenan la sangre.
Por naturaleza, el hombre es uno de los seres más frugales de la creación, siendo notable la pequeña cantidad de alimentos necesaria para recuperar las fuerzas. Ejemplos como San Hilario, que vivió seis años comiendo quince higos al día, o San Antonio, San Benito y San Bernardo, que se alimentaban solo de pan y agua, ilustran la capacidad de aprovechar eficientemente lo que se consume. Es más beneficioso para el organismo ingerir una pequeña cantidad de alimentos bien aprovechados que una gran cantidad que no se aprovecha y, en cambio, intoxica. Una buena masticación y deglución son condiciones indispensables para esto.
Evitar comer sin apetito es crucial, ya que forzar al estómago desprevenido puede resultar en una mala digestión. Las comidas deben realizarse a horas específicas, siendo suficientes tres comidas al día para los adultos, siendo la comida del mediodía la principal.
Sentarse a la mesa con un espíritu alegre, libre de preocupaciones, y descansar al menos un cuarto de hora después de terminar la comida son prácticas saludables. Se debe evitar el consumo excesivo de líquidos durante la comida, ya que diluyen los jugos estomacales, debilitando su acción y complicando la digestión.
Una buena masticación implica triturar los alimentos con los dientes, reduciéndolos a una consistencia casi líquida con la saliva. La mitad de la digestión ocurre en la boca, y las féculas se digieren principalmente en este lugar. La importancia de una buena dentadura se destaca, ya que dientes cariados pueden convertirse en focos de putrefacción que envenenan la sangre y arruinan la salud.
Con un desayuno por la mañana, almuerzo al mediodía y cena al atardecer, un adulto tiene suficiente. El mejor lugar para comer es al aire libre o bajo los árboles, y en su ausencia, en un entorno alegre con luz solar que haga placentera esta función vital.
La alimentación de la familia debe adaptarse a las necesidades de cada etapa de la vida. La sobriedad aconseja no saturar el estómago en las comidas, levantándose de la mesa satisfechos pero sin excesos, casi con apetito.
El ayuno se revela como uno de los medios más seguros para curar enfermedades, especialmente las febriles. Los animales nos enseñan este hábito al ayunar cuando se sienten enfermos o heridos, consumiendo solo agua por días hasta que el apetito indica la vuelta a la normalidad.
El ayuno puede ser absoluto, solo con agua, o relativo, incluyendo jugos de frutas o raíces. Es beneficioso realizar ayunos mensuales para descansar el tubo digestivo y favorecer la eliminación de materias morbosas.
Todas las religiones practican el ayuno como medio de perfeccionamiento moral, ya que libera al cuerpo de toxinas que perturban las funciones nerviosas y cerebrales.
El semi-ayuno, consistente en consumir exclusivamente una fruta un día a la semana o quincenalmente, también es una práctica beneficiosa. La regla fundamental de higiene alimenticia es no solo consumir vegetales, especialmente frutas y semillas crudas, sino hacerlo con moderación y una buena masticación.
Beber agua 100% natural

Optar exclusivamente por el consumo de agua natural es un hábito que responde a la generosidad de la Naturaleza al ponerla a nuestra disposición en ríos, fuentes y arroyos.
El agua, junto con el aire, la luz y la tierra, constituye los elementos esenciales para la vida animal y vegetal. Mientras aprovechamos directamente los tres primeros, la tierra la ingerimos indirectamente a través de productos vegetales.
El agua no solo es una bebida natural, sino también una medicina, tanto para consumo interno como externo. La hidroterapia, desarrollada por Vicente Priessnitz y perfeccionada por Sebastián Kneipp y Luis Kuhne, representa un hito en la Medicina Natural.
La bebida de agua no solo proporciona elementos químicos, sino también agentes energéticos en disolución, tales como energías solares, efluvios magnéticos, potencia eléctrica y aire, entre otros elementos aún no totalmente conocidos. El agua viva, que desciende de la montaña en constante movimiento, es la más apta para satisfacer nuestras necesidades fisiológicas, en contraste con el agua muerta de pozos o lagunas estancadas, perjudicial para la salud.
Para aprovechar las propiedades saludables del agua, es necesario consumirla saboreándola, en pequeños sorbos y en cantidades moderadas, siempre fresca y natural, nunca hervida. Como purgante, el agua es insustituible, y consumirla cada hora, según la recomendación de Kneipp, es beneficioso para personas con estreñimiento.
Las indigestiones pueden aliviarse tomando sorbos cortos de agua cada 3 o 4 minutos. Tomar un vaso de agua en ayunas y otro antes de dormir es un método fácil y seguro para mantener limpio y activo el sistema digestivo.
El agua también actúa como purificador para aquellos intoxicados, facilitando las eliminaciones cuando se consume con frecuencia y moderación. Los enfermos, especialmente cuando sienten sed, deben tomar agua fresca del pilón en pequeñas y repetidas porciones para refrescar y eliminar tóxicos.
El agua, bebida con moderación, es un medio excepcional para facilitar las eliminaciones y aliviar fatigas, impresiones y dolores. Se recomienda beber agua fuera de las comidas y, al menos, dos horas después de una comida abundante.
Evitar el consumo de agua helada con el cuerpo caliente o agitado es importante, ya que puede provocar enfriamiento en los pulmones o el estómago, dando lugar a una pulmonía o un catarro estomacal.
En conclusión, como expresaba el recordado Padre Tadeo, alabemos a Dios por proporcionarnos un tesoro tan rico en tan sencillo elemento como el agua.
Mantener una limpieza integral es sinónimo de salud.
la impureza se traduce en enfermedad. Al igual que el funcionamiento eficiente de un motor depende de la limpieza de todas sus partes, el organismo humano opera de manera normal cuando se encuentra limpio y de forma anormal cuando está contaminado.
La suciedad en la piel no solo afecta externamente, sino que también es absorbida internamente. Por ello, la limpieza externa no solo purifica la superficie del cuerpo, sino que también contribuye a la purificación interna. En este sentido, como señalaba Priessnitz, las enfermedades se curan mejor desde afuera que desde adentro.
Así como diariamente nos lavamos la cara y las manos, es esencial lavar todo el cuerpo desde el cuello hasta la planta de los pies al levantarnos, utilizando un paño empapado en agua fría y sin secarnos inmediatamente. Esta práctica simple tiene efectos magníficos al mantener el cuerpo ágil, ligero y resistente a los cambios atmosféricos a lo largo del día. Este tipo de baño es natural, sencillo y eficaz, beneficiando tanto a personas sanas como a aquellas que enfrentan condiciones de salud diversas.
La limpieza no solo se aplica a nuestra persona, sino también a nuestro entorno. El hogar en el que vivimos debe estar libre de acumulaciones de polvo y otras sustancias extrañas, siendo esencial la ventilación y la exposición al sol, especialmente en el dormitorio, recordando el dicho popular: "donde no entra el sol, entra el doctor".
El dormitorio debe mantenerse sencillo, con pocos muebles, como la cama, el velador y, eventualmente, una silla o mesa pequeña. No se debe almacenar ropa usada en el dormitorio, ya que puede contener emanaciones insalubres.
Para preservar la limpieza interna, es recomendable realizar abluciones o lavajes diarios con agua fría al despertar durante todo el año. Dormir con la ventana abierta o al menos con un tragaluz también contribuye a mantener la higiene interna. Además, se aconseja evitar en las comidas el consumo de productos animales, especialmente la carne, y abstenerse de excitantes como bebidas fermentadas, té, café, cigarro, entre otros.
Mantener la maxima castidad Y No ser infiel o mantener relaciones fuera del matrimonio, controlando las paciones.

Controlar las pasiones y buscar la máxima castidad son elementos cruciales para mantener la salud, ya que nuestro sistema nervioso, como el principal transmisor de energías vitales, se ve afectado por cualquier desequilibrio en sus funciones, lo cual puede ser tanto causa como consecuencia de enfermedad.
La mente, al controlar nuestra actividad afectiva, tiene un impacto directo en el sistema nervioso, subrayando la importancia de educar la fuerza mental para dominar nuestros nervios. El estudio de esta fuerza mental, conocido como Mentalismo, se ha vuelto esencial para preservar la salud y tratar enfermedades.
Las impresiones fuertes, emociones intensas y excesos sexuales pueden debilitar el sistema digestivo y ser una grave causa de enfermedad. El desequilibrio funcional causado por la falta de control mental, a menudo denominado "pensión", puede llevar a condiciones graves e incluso a la muerte.
Una vida tranquila, sin ambiciones desmedidas y libre de preocupaciones intensas, es esencial para mantener una buena salud. Además, el amor no controlado y otras emociones, como el odio, el orgullo y la envidia, pueden afectar negativamente la salud y predisponer a condiciones como el cáncer.
La lujuria se señala como una causa de males para el individuo y la raza, comprometiendo incluso el futuro hasta la cuarta generación. Los malos hábitos en la juventud a menudo se atribuyen a una enfermedad heredada, que solo puede curarse mediante la medicina natural, incluido un régimen alimenticio basado en frutas y semillas crudas.
El hombre lujurioso se considera enfermo, y ceder al vicio lo sumerge más profundamente en la enfermedad, siendo necesario un esfuerzo mental concentrado para volver al cumplimiento de la Ley Natural.
La castidad se presenta como una virtud, y se sugiere que, de acuerdo con la ley natural, el hombre no debería considerar la reproducción hasta completar su desarrollo, alrededor de los 21 años. La anticipación de estos plazos, especialmente antes de los 18 años, se considera perjudicial.
La duración de la vida se relaciona en gran medida con la capacidad de guardar castidad en la juventud, ya que estas reservas vitales permitirán enfrentar con éxito las crisis de la edad madura y la decadencia de la vejez.
No estar Ocioso
El trabajo representa una doble norma impuesta al ser humano: una ley fisiológica, ya que el movimiento equivale a vida, y una ley moral, dado que constituye un mandato divino, pues Dios dijo al hombre: "Con esfuerzo y sudor ganarás el sustento diario". El trabajo se erige como fuente de bienestar tanto moral como material, a diferencia de la ociosidad que ocasiona deterioro físico y corrupción moral, conduciendo a enfermedades, pobreza y vicios.
Además de los beneficios materiales que el trabajo nos brinda, deja en nuestra conciencia la satisfacción del deber cumplido y se convierte en origen de virtudes. El movimiento representa la esencia de la vida, mientras que la inactividad equivale a la muerte. Por ende, es imperativo moverse, actuar y sudar, ya que la ausencia de sudor corporal propicia enfermedades al no eliminar los residuos del desgaste físico. Es común saber que las maquinarias que permanecen inactivas se oxidan y se deterioran prematuramente.
La actividad física se configura como uno de los estímulos para la energía vital y, en consecuencia, actúa como un agente curativo de enfermedades. Es aconsejable que aquellos que carezcan de ocupaciones que demanden movimiento practiquen la gimnasia sueca en casa, preferiblemente sin aparatos, idealmente al levantarse y al acostarse, combinándola con baños de agua, aire, luz y sol, si está disponible, y siempre al aire libre o en una habitación con ventana abierta.
Sin duda, la gimnasia más natural es la agrícola, como cavar la tierra, lo cual promueve la actividad de todo el cuerpo al mismo tiempo que proporciona descanso al espíritu.
La práctica de la natación constituye igualmente un excelente ejercicio, aunque sugiero precaución para no prolongarla en exceso, ya que podría enfriar el cuerpo en demasía. La escalada de colinas es un ejercicio muy beneficioso y completo, y es fácil de llevar a cabo en nuestro país montañoso.
Concluiremos este tema recomendando, siempre que sea posible, la práctica del remo. El trabajo con los remos favorece el desarrollo de la actividad de todo el organismo de manera rítmica y pausada, estimulando todas las funciones vitales.
Descansa y duerme solo lo necesario
Descansar y dormir solo lo imprescindible
Al igual que la ley natural nos insta al trabajo y al movimiento, también nos ordena descansar para reparar el desgaste generado por la actividad orgánica. El descanso es el contrapunto del trabajo, y lógicamente, aquel que no se ha fatigado no necesita descansar.
La naturaleza nos señala las horas de actividad, que comienzan con el día y concluyen con la puesta del sol. La actividad máxima de la naturaleza se desarrolla desde la medianoche hasta el mediodía, disminuyendo desde el mediodía hasta la medianoche.
Las horas más propicias para el sueño son antes de la medianoche, siendo válido afirmar que una hora de sueño antes de las 12 de la noche tiene más valor que dos horas después de la medianoche. Así, el mejor y más satisfactorio descanso ocurre desde las 8 de la noche hasta las 4 de la madrugada.
Un adulto necesita siete u ocho horas de sueño para descansar adecuadamente, mientras que los niños requieren un poco más. El exceso de sueño debilita y envenena.
La cama debe ser relativamente firme y, en lo posible, decrin, debiendo orientarse con la cabecera al Norte para aprovechar mejor las corrientes magnéticas.
El exceso de ropa en la cama perjudica, debiendo el cuerpo estar desnudo o, a lo sumo, con una camisa holgada, sin ataduras ni opresiones que dificulten la libre circulación de la sangre.
Con el descanso se adquieren nuevas fuerzas y se eliminan toxinas que obstaculizan el normal funcionamiento del organismo.
Mantener la ventana abierta durante todo el año y entreabierta cuando el clima sea adverso es indispensable para que el sueño sea reparador.
La posición de espaldas con los miembros estirados favorece la circulación de la sangre. También es beneficioso dormir sobre el costado derecho, pero es necesario evitar recostarse sobre el lado izquierdo, ya que en esa postura las vísceras comprimen el corazón, dificultando sus funciones.
Vestir de manera sencilla y con amplitud
El ser humano, al igual que todos los animales, cuenta con su piel como protectora ante el entorno circundante. La piel posee la capacidad necesaria para este propósito, al mismo tiempo que alberga órganos que aprovechan elementos esenciales para la vida: aire, luz, tierra y calor solar. Por lo tanto, se comprende que el ser humano debería vivir desnudo o, a lo sumo, débilmente protegido para no aislarse de los elementos que son fuentes de vida.
Nuestra piel, con sus millones de poros, cumple una doble función: eliminación y absorción. A través de la piel eliminamos residuos orgánicos, en una proporción que representa hasta un equivalente del 50% o más de la eliminación renal, mediante la transpiración. El sudor equivale en productos a la orina, lo que demuestra que la piel funciona como un segundo riñón. Cuanto más activamos las funciones eliminadoras de la piel, menos trabajan los riñones y viceversa.
Se comprende así la importancia que tiene para la salud el sudar diariamente, aunque sea por una hora, para prevenir enfermedades renales y mantener limpia la sangre. Además de su función eliminadora, la piel tiene la propiedad de absorber oxígeno del aire, calor y luz solar, así como emanaciones magnéticas y eléctricas del ambiente. La piel es, por lo tanto, un segundo pulmón. Paralizar, aunque sea por pocos minutos, las funciones de la piel conduce a la intoxicación e incluso a la muerte.
Para realizar sus funciones de eliminación y absorción, la piel necesita estar libre, en contacto con el aire, la luz y el sol. De ahí la importancia de los baños diarios de aire, luz y sol, al menos durante una hora al levantarse. Las aplicaciones de agua fría en la piel activan sus funciones, repercutiendo profundamente en nuestro organismo, destacando así la importancia de la hidroterapia.
Dada la comprensión de las funciones de la piel, resulta evidente lo perjudicial que es para la salud llevar ropa ajustada al cuerpo, impidiendo la ventilación de la piel. Camisetas, calzoncillos ajustados, corsés y calzado estrecho son elementos que castigan nuestra salud.
Nuestra vestimenta debe ser amplia, permitiendo el flujo de aire sobre la piel, y el abrigo no debe ser interior, sino exterior, reemplazando las camisetas por mantas o sobretodos. Sobre la piel, se debe utilizar ropa de hilo o algodón, jamás lana, para facilitar la absorción de las sustancias expulsadas por los poros.
La tierra, como acumuladora de energías vitales y agente de purificación por su capacidad absorbente y transformadora de sustancias descompuestas, debería estar en contacto constante con nuestros pies. Si bien idealmente deberíamos caminar descalzos, al menos deberíamos hacerlo durante algún tiempo cada día. Es muy útil caminar sobre tierra húmeda o rocío de pasto al levantarse, buscando luego la reacción mediante un paseo activo.
Los zapatos deben ser amplios y de material poroso, no comprendiéndose el absurdo de algunos al utilizar suelas de goma, que impiden el flujo de corrientes eléctricas y magnéticas, esenciales para purificar y vitalizar nuestro cuerpo.
Una de las causas comunes de enfermedades en las ciudades, especialmente entre las mujeres, radica en la falta de cuidado de la piel. Al impedir que la piel realice sus funciones, se mantiene un estado interno de impurificación, fuente de innumerables males.
El método más sencillo y accesible para activar las funciones de la piel es la fricción diaria con agua fría al salir de la cama. Para ello, una toalla empapada en agua fría se pasa por todo el cuerpo desde el cuello hasta la planta de los pies, sin frotar, vistiéndose sin secarse o volviendo así a la cama hasta que desaparezca la humedad.
Desarrollar todas las virtudes, buscando siempre la alegría
La primera virtud del ser humano es amar al Supremo Hacedor, el autor de la Naturaleza y la fuente de todos los bienes materiales que necesitamos. Un cuerpo sano experimenta paz espiritual, una mente clara y un corazón alegre, estableciendo armonía en las funciones fisiológicas y en el estado del alma, cumpliendo así con el principio de "Mens sana in corpore sano".
Quien disfruta de una salud física y moral busca el bienestar del prójimo, anhelando verlo disfrutando de su propia felicidad. La maldad y los vicios suelen ser consecuencia de estados patológicos en nuestro organismo, ya que nuestra alma actúa a través de nuestros órganos corporales. Una sangre viciada y envenenada mantiene un estado de irritación y congestión en los centros nerviosos, llevándolos a obrar fuera del orden y, en consecuencia, propiciando actos delictivos.
El naturista, al sentir y aprovechar diariamente los beneficios naturales, mantiene su corazón constantemente elevado al Creador, ubicándose en un plano superior que lo aleja de las miserias del vicio. Además, sus energías vigorizadas son suficientes para dominar las pasiones y sobrellevar las adversidades de la vida.
Por otro lado, llevar una vida conforme a la Ley Natural permite al ser humano vivir sin privaciones, ya que gasta menos en alimentarse de lo común y aprovecha mejor lo que consume. Esto le permite mantener un estado de ánimo satisfe
Como Enfermamos ?
Enfermamos cuando se rompe la armonía en nuestras funciones orgánicas, la cual se logra al cumplir con la Ley Natural. Cualquier infracción a sus preceptos conlleva la desarmonía orgánica, es decir, la enfermedad.
No abordaremos aquí las enfermedades hereditarias, que, como su nombre indica, no se adquieren sino que se transmiten.
La enfermedad es un fenómeno artificial que tiene su origen en una causa artificial, ya sea nuestra ignorancia o nuestra culpa.
La ley fundamental que rige al ser humano le obliga a nutrirse para reparar las pérdidas derivadas de la actividad diaria. La nutrición se lleva a cabo a través de las vías respiratoria, digestiva y cutánea.
Los elementos que debemos introducir en nuestro cuerpo por estas vías son el aire puro y los alimentos naturales.
Al alimentarnos con sustancias puras y saludables, mantenemos una sangre sana y pura, ya que el fluido vital es un producto de la nutrición.
Para que el aire sea puro, es necesario que esté alejado de cualquier foco de contaminación, como materia muerta o cuerpos químicos, cuyas emanaciones lo podrían alterar.
El aire puro se encuentra en la naturaleza, en el campo, en el bosque, en la montaña o a orillas del mar.
Por el contrario, el aire confinado en habitaciones sin ventilación permanente es impuro y, por ende, una causa potencial de enfermedad.
Los alimentos naturales son aquellos que se adecuan a nuestra estructura orgánica y a nuestras funciones fisiológicas.
En estado salvaje, los animales, guiados por su instinto, buscan la alimentación que les conviene, manteniendo un estado de salud como algo común y ordinario. Sin embargo, el ser humano, al haber degenerado su instinto, no sabe seleccionar adecuadamente los alimentos necesarios, aceptando muchos que son perjudiciales. Esto lleva a que la enfermedad sea el estado común y ordinario en él.
La alimentación insana impurifica nuestro organismo, generando una suciedad interna que, al intoxicarnos, reduce nuestra vitalidad y acumula sustancias extrañas en nuestros órganos, dificultando su funcionamiento.
Podemos comparar nuestro cuerpo con un motor de gasolina común. Cuando proporcionamos el combustible para el cual está construido, el motor funciona normalmente. Cuanto más puro sea el combustible, mejor será su rendimiento y mayor será su duración. En cambio, si utilizamos parafina o petróleo crudo en lugar de gasolina, el motor sufrirá, perderá potencia y su duración se reducirá día tras día.
La principal causa de enfermedad siempre está relacionada con una mala nutrición, ya sea por respirar aire impuro o por ingerir alimentos inapropiados para nuestro organismo.
Una condición esencial para una digestión normal es una buena masticación, ya que la mitad de la digestión ocurre en la boca. Además, es crucial asegurar una buena eliminación de desechos adoptando la postura en cuclillas, que es la posición natural y necesaria para asegurar una evacuación libre. La posición sentada en las tazas convencionales no permite que el intestino grueso se despliegue correctamente, lo que puede provocar estreñimiento y retención de materias fecales que envenenan la sangre.
Toda enfermedad implica un trastorno en la nutrición y, especialmente, en el sistema digestivo. Por lo tanto, no hay enfermo con una buena digestión, al igual que no hay persona sana con una mala digestión. Para pasar de un estado de enfermedad a uno de salud, el único camino es regresar al cumplimiento de la Ley Natural, comenzando por normalizar la digestión. Se puede afirmar que todo enfermo que logra restablecer su digestión se curará, y viceversa, un enfermo que no normalice su digestión no recuperará la salud.
Como se ha mencionado, la causa principal de los trastornos digestivos radica en la alimentación inadecuada, con productos que la Naturaleza ha destinado a un propósito distinto al que le da el ser humano.
Para identificar los alimentos que nos convienen según la Ley Natural, debemos observar a los animales que viven en libertad y que poseen una constitución orgánica similar a la nuestra. Entre ellos se encuentran el gorila y el orangután, especialmente, y en general, todos los monos. Estos animales, que poseen un organismo análogo al del ser humano, se alimentan exclusivamente de frutas y semillas. Por analogía, el ser humano debería buscar su alimento en las frutas y semillas.
La Naturaleza ha dotado a todos los seres de los medios necesarios y Los recursos necesarios para satisfacer las necesidades humanas deberían provenir sin recurrir a artificios. Si el ser humano tuviera una inclinación carnívora, se le atribuiría el instinto sanguinario y traicionero del gato. Disfrutaría de la visión macabra de un cadáver, siendo atraído por sus restos con el mismo placer que se siente hacia un plato de frutas sazonadas. Además, el humano carnívoro tendría garras adecuadas para cazar y asegurar su presa, la cual devoraría sin necesidad de recurrir a la cocina para eliminar rastros de sangre y el olor cadavérico.
A diferencia de los animales carnívoros que poseen hocicos rasgados para introducirlos en los músculos y vísceras de sus víctimas, el ser humano carece de esas adaptaciones físicas, teniendo una boca pequeña que requiere llevar las frutas y semillas con la mano.
Los niños, que aún no han desviado sus facultades naturales, proporcionan una respuesta clara al evitar con horror las carnicerías y entrar alegres en las fruterías, atraídos por la vista y el perfume de las frutas.
La leche de vaca u otros animales se plantea como un alimento inadecuado y no natural para el ser humano. Se argumenta que este producto es proporcionado por la naturaleza a las madres para alimentar a sus crías y, por lo tanto, debería ser extraído directamente del pecho, ya que, en contacto con el aire, se descompone y se vuelve tóxico e indigesto.
Se destaca que el consumo de leche, especialmente para adultos, es más innatural y perjudicial que para los niños. Se resalta que el ser humano es el único que, en su etapa adulta, consume leche producida por animales de otras especies y que ha sido desnaturalizada por el proceso de cocción.
Los alimentos apropiados para el ser humano, como las manzanas, al ser introducidos en el cuerpo, se descomponen en dos categorías: los asimilables, que el organismo aprovecha, y los desechos, que son eliminados.
Los alimentos inapropiados para la nutrición humana, como la carne, presentan un contraste respecto a su absorción. Mientras la mayor parte de la carne es absorbida, no se aprovecha completamente, dejando una parte considerable de sus productos como materias extrañas en nuestro organismo. En su intento defensivo, el cuerpo acumula gradualmente estas materias extrañas, preferentemente en la periferia, alterando la forma corporal, lo que ha llevado a Kuhne a desarrollar un diagnóstico basado en la expresión facial.
A medida que cambian las líneas del cuerpo y del rostro, también lo hacen las formas de nuestros órganos internos debido a la acumulación de materias extrañas provenientes de una alimentación deficiente.
Se comprende que un organismo sobrecargado con estas materias extrañas debilita progresivamente su fuerza vital, ya que estas sustancias complican cada vez más su funcionamiento.
Estas materias extrañas, originadas por una mala alimentación aérea o estomacal, son la única causa de todas las enfermedades que afectan al ser humano. Desde la perspectiva naturista, el individuo está enfermo desde el momento en que comienza a acumular estas materias extrañas, incluso si no experimenta síntomas, ya que estos pueden surgir repentinamente debido a cualquier incidente interno o externo.
Un cambio en las condiciones climáticas, una corriente de aire, un susto o cualquier impresión son suficientes para desencadenar la fermentación de estas acumulaciones de materias extrañas, provocando el estallido de una enfermedad aguda que el médico alópata solo detecta en ese momento, mientras que el naturista ya había recibido advertencias a través del diagnóstico basado en la forma del cuerpo y la expresión del rostro.
"No existen enfermedades... solo existen enfermos".
El brillante descubrimiento de Kuhne da origen a la noción fundamental de la unificación de las enfermedades, situándolo en una posición destacada como sabio y bienhechor de la humanidad. Como afirmara Hipócrates: "No existen enfermedades... solo existen enfermos".
Esta perspicaz idea ha sido relegada en la práctica de la Alopatía, siendo, en cambio, un punto de vista esencial para el Naturismo. Nuestro organismo constituye una entidad indivisible, donde cada parte está intrínsecamente conectada con el resto; por lo tanto, ninguna parte puede enfermar sin afectar al conjunto. Dado que la fuerza vital es compartida por todo el cuerpo, la estimulación de cualquier parte requiere un enfoque global, lo que nos obliga a realizar tratamientos generales antes que locales.
Esta comprensión desacredita la práctica de especializaciones médicas, donde algunos médicos se centran exclusivamente en tratar afecciones cardíacas, renales o del sistema nervioso, como si fueran enfermedades independientes con causas y desarrollos distintos. Se olvida que ningún órgano puede enfermar de manera aislada, ya que todos están impregnados por el mismo flujo vital y nutridos por la misma sangre.
Si identificamos una disfunción en nuestros riñones, no debemos buscar la anomalía exclusivamente en este órgano, sino más bien en la alteración de la sangre, que obliga a la glándula eliminadora a intensificar su labor. Para normalizar este proceso, debemos abordar la causa mediante la purificación de la sangre, comenzando por regularizar la digestión, donde se origina.
Lo mismo puede afirmarse respecto a cualquier otra enfermedad: esta siempre es la consecuencia de una causa general y única, la impurificación orgánica o acumulación de sustancias extrañas. Para curarla, siempre se debe buscar la purificación del organismo.
A pesar de la minuciosa clasificación de todas las enfermedades por parte de la Alopatía, estas no son más que variaciones simples, manifestaciones distintas de una misma causa: la impurificación orgánica, derivada de una nutrición inadecuada, la cual también puede transmitirse por herencia.
En última instancia, todas las enfermedades se reducen a una sola: la enfermedad de la nutrición, confirmando el principio de que "no hay enfermo con buena digestión, ni persona sana con mala digestión". El resultado de una nutrición deficiente siempre conlleva el debilitamiento de la fuerza vital, lo que significa que todo enfermo es un individuo más o menos débil. Por lo tanto, para normalizarlo, es necesario estimular la fuerza vital deprimida.
Cualquier tratamiento curativo debe dirigirse a este doble propósito: despertar las defensas naturales y favorecer las eliminaciones patológicas. Para lograr este doble objetivo, los procedimientos son generalmente similares y solo varían en la dosificación del tratamiento, teniendo en cuenta la naturaleza del paciente y el grado de desarrollo de la enfermedad.
Para respaldar lo expresado, concluiremos este capítulo con las siguientes reflexiones del Dr. Adr. Vander en su obra de Medicina Natural. En primer lugar, todos los estados de enfermedad, a pesar de sus diversas manifestaciones, tienen una causa común.
En todos estos estados, existe una materia común, que es la acumulación de sustancias extrañas.
En cada uno de ellos, la respuesta del organismo es uniforme y consiste en la destrucción y expulsión de las sustancias perjudiciales.
Por lo tanto, el enfoque terapéutico también debe ser uniforme en principio, apoyando al organismo en sus procesos naturales de defensa y purificación.
El diagnóstico:
El proceso de diagnosticar una enfermedad implica identificar la anormalidad orgánica al descubrir su causa y los efectos que ha generado en el cuerpo.
Los campesinos tienen la habilidad de diagnosticar las enfermedades en los animales con facilidad y certeza, observando aspectos generales, especialmente los ojos, y examinando las deposiciones.
En el ámbito naturista, el diagnóstico en el ser humano se fundamenta de manera similar, siendo más sencillo establecerlo a través de las diversas expresiones faciales, las distintas formas corporales y las variadas actividades que realiza al andar.
En términos generales, cualquier imperfección en el rostro o en el cuerpo humano se considera una manifestación de anormalidad orgánica, es decir, una enfermedad adquirida o heredada.
Individuos sanos, tanto hombres como mujeres, poseen un cuerpo y un rostro hermoso, ya que salud y belleza son conceptos equivalentes que no pueden existir el uno sin el otro.
El arquetipo clásico de salud y belleza se inmortaliza en la estatua griega, la cual nos atrae con su armonía.
La armonía de las formas, como las de una Venus o un Apolo, refleja una condición interna análoga de los órganos. Cualquier anormalidad en las formas externas del cuerpo indica también una anormalidad en los órganos internos, revelando un estado de enfermedad. Se ha comprobado que, en proporción al aumento externo del cuerpo, los tejidos internos de los órganos se expanden, degenerando su vitalidad y perturbando sus funciones.
Es bien sabido que las personas más obesas tienden a tener una salud más precaria, y se puede afirmar que permanecer en ese estado no conduce a una longevidad. Las enfermedades agudas generalmente son más difíciles de resistir para las personas con sobrepeso, ya que sus órganos debilitados fallan con mayor esfuerzo, dando lugar a complicaciones cerebrales, cardíacas, renales, entre otras, que pueden poner fin abrupto a la vida.
Por otro lado, las personas extremadamente delgadas también revelan anormalidades orgánicas, ya que sus órganos sufren por desnutrición y debilidad general.
Un individuo saludable apenas percibe su propio cuerpo, exhibe agilidad y elegancia al caminar, disfruta de una alegría que se manifiesta en sus acciones y en las interacciones con los demás. Es capaz de realizar esfuerzos sin experimentar una fatiga significativa, posee un apetito saludable y descansa con sueño tranquilo, despertando con ánimo y optimismo. En resumen, se siente en su papel como soberano de la creación.
En cuanto a la salud intestinal, las materias fecales de una persona sana son inodoras, cilíndricas y de color bronce, siendo expulsadas sin dejar residuos ni adherencias. El intestino se vacía diariamente, una o dos veces, sin esfuerzo. La cara de un individuo sano se distingue por la corrección de sus formas, una frente despejada enmarcada por cabellos densos, ojos brillantes y serenos, y una nariz regular.
La salud facial y cervical en el estado óptimo se manifiesta con las siguientes características:
La cara exhibe un color uniforme, sin manchas ni erupciones, mostrando una circulación activa de sangre roja, sin congestiones sanguíneas.
La boca tiene una forma regular con labios delgados y una dentadura sana, cerrada para la respiración.
La barba no presenta dobleces en la piel, laterales ni inferiores, y las orejas son carnosas y sonrosadas.
El cuello, en su estado saludable, es cilíndrico, sin abultamientos en los músculos y claramente separado del rostro por una línea que marca la mandíbula inferior, partiendo debajo de la oreja y no detrás de la misma. El punto de unión del cuello con el cráneo debe estar bien definido, formando un ángulo recto o ligeramente obtuso.
La observación de arrugas, anomalías en la boca, frente, nariz u ojos en una persona indica la presencia de impurezas o materias extrañas en el plano anterior de su cuerpo. Esta condición la hace propensa a afecciones en los órganos de la cara, garganta, tráquea, bronquios, estómago, intestinos, vejiga y órganos genitales.
Cualquier cambio en la forma en la parte posterior del cuello, como la pérdida de la línea de la cabeza, indica acumulaciones morbosas en el plano dorsal, afectando a los órganos de esa región, como el cerebro, cerebelo, médula espinal, pulmones y riñones.
Las hinchazones o abultamientos de los músculos laterales del cuello señalan un recargo morboso en el plano lateral derecho o izquierdo, o en ambos. Este recargo puede tener efectos perjudiciales en los órganos del lado correspondiente, como el oído izquierdo y el corazón en el recargo izquierdo, y el oído, hígado, ciego y apéndice en el recargo derecho. Además, los recargos laterales pueden causar un desequilibrio en los hombros, elevando uno más que el otro.
Las hinchazones o elevaciones de los músculos laterales del cuello pueden afectar uno u otro lado, o ambos simultáneamente, al igual que en el recargo dorsal, donde muchas veces se eleva la espalda.
La inspección de la garganta proporciona información sobre el estado de pureza o impurificación de la sangre de una persona. El color anormal de la sangre viciada se manifiesta en el velo del paladar, campanilla, amígdalas y sus alrededores, irritando los tejidos de esas áreas y provocando estados congestivos e inflamatorios, especialmente en la campanilla y amígdalas. Así como las rojeces en la nariz indican inflamación del tubo digestivo, la garganta, más o menos enrojecida, nos da certeza de una alteración en la sangre, y, en consecuencia, de una condición más o menos perjudicial, dependiendo de la intensidad de la alteración del color rosado que debería ser uniforme en toda la cavidad bucal.
Lo mismo puede observarse en las encías. A veces, se asocia la idea de sangre mala únicamente con la sífilis, como si esta fuera la única circunstancia en la que la calidad del líquido vital se ve alterada. Sin embargo, he comprobado casos de individuos con sífilis cuya sangre es menos impura que la de personas moralmente ejemplares pero con un estilo de vida menos higiénico.
El diagnóstico a través de la inspección de la garganta era una guía segura para el Padre Tadeo al formarse un criterio sobre el estado de salud de una persona, complementándolo con el examen del pulso y la expresión del rostro.
Cabe mencionar aquí el absurdo, común en la medicina convencional, de extirpar las glándulas amígdalas cuando se inflaman, eliminando así una manifestación orgánica sabia sin abordar la causa real, lo que puede perjudicar la salud del paciente.
La lengua sirve como un espejo del tubo digestivo, siendo su punta representativa del estómago, la parte media del intestino delgado y la base del intestino grueso.
El pulso también proporciona observaciones valiosas, aunque por sí solo no posea todo el valor terapéutico que a menudo se le atribuye. En un individuo saludable, un pulso débil indica debilidad, uno fuerte señala un buen estado del corazón, y uno rápido revela excitación nerviosa o la presencia de sustancias estimulantes en la sangre. Un pulso lleno en las venas del cuello puede indicar enfermedades orgánicas del corazón o de sus válvulas, especialmente de la válvula tricúspide. Un pulso débil y rápido es un signo de peligro inminente.
En el contexto de la enfermedad, un pulso rápido sugiere fiebre, y si es aún más rápido, puede indicar inflamación. Un pulso irregular es señal de gran peligro, y si es intermitente, el peligro es sumamente alto. Cuando el pulso se debilita significativamente, denuncia una intoxicación peligrosa, especialmente si es rápido y débil y no hay mucha fiebre.
Las líneas o surcos en la palma de la mano también son signos que permiten diagnosticar enfermedades. Sin embargo, el método más seguro para conocer el estado fisiológico del cuerpo es el examen del iris de los ojos, una ciencia conocida como iridología, que es relativamente nueva. Pecrely, a la edad de 13 años, fue responsable del descubrimiento de este asombroso medio de investigación, que permite conocer el estado interno y externo del organismo sin necesidad de interrogaciones ni palpaciones invasivas.
Sin entrar en mayores detalles, que se pueden encontrar en obras sobre iridología disponibles en diversos lugares, podemos afirmar que el Naturismo ha logrado un avance significativo con el diagnóstico mediante el examen del iris, capacitándolo para competir ventajosamente en el camino hacia el éxito.
El Naturismo ha logrado un avance notable con el diagnóstico mediante el examen del iris, superando en eficacia y precisión a los procedimientos utilizados por la Alopatía para conocer las enfermedades. La iridología ofrece la inestimable ventaja de su sencillez y una precisión casi absoluta.
Los métodos de diagnóstico empleados por la medicina convencional adolecen de inseguridad e imprecisión, llegando al punto en que auscultaciones, palpaciones, y exámenes del pulso y la lengua han sido desplazados por laboratorios de análisis o radiografías. Esto ha llevado a la pérdida del criterio clínico, que debería ser la guía fundamental en la aplicación del arte de curar.
Respecto a la inseguridad en los diagnósticos, el Dr. J. A. comenta: "Los medios que utilizamos los médicos no son suficientes, muchas veces, para llegar a un juicio o diagnóstico exacto. Las autopsias realizadas en cadáveres previamente diagnosticados han demostrado que el diagnóstico fue verídico solo en un cincuenta por ciento de los casos. A ningún médico debería sorprender esto, ya que debemos reconocer que muchos de nuestros diagnósticos son en ocasiones resultado de adivinanzas".
La iridología no solo revela el estado actual de la enfermedad, sino también la constitución orgánica del paciente, desde las afecciones actuales hasta los procesos morbosos anteriores mal curados y, en muchos casos, olvidados.
En el iris de los ojos se refleja como en un espejo toda nuestra constitución fisiológica, indicándonos no solo nuestras propias transgresiones a la Ley Natural, sino también la vida que llevaron nuestros padres. Cualquier alteración en los tejidos o humores orgánicos se manifiesta en el iris debido a que cada parte del cuerpo está representada por los nervios y fibras del ojo.
Los signos iridológicos abarcan una gama que va desde cambios de color hasta manchas, líneas o puntos negros, indicando procesos inflamatorios agudos, subagudos, crónicos o destructivos. Estos signos permiten al iridólogo identificar la ubicación específica y la naturaleza de la afección.
La medicina convencional desconoce y menosprecia este sistema científico y seguro de diagnóstico, ya que no se ajusta a sus intereses, prefiriendo métodos más complejos y, a veces, menos científicos para ejercer el arte de curar.
Aunque dejaremos los detalles a un lado, es importante destacar que cualquier persona, a simple vista, puede tener una idea del estado de su organismo observando el iris de sus ojos. Si el tejido del iris es compacto y su fibra es regular, sin quebraduras ni desviaciones, es probable que la constitución orgánica sea buena. En caso contrario, la calidad de la constitución será más o menos inferior según la magnitud de las alteraciones en dicho tejido.
El color del iris también es un indicador elocuente. Un iris más claro, uniforme y transparente sugiere un estado más puro de la sangre y los humores orgánicos, respaldando la afirmación bíblica de que "si tu ojo es limpio, todo tu cuerpo será luminoso". Los pueblos que lideran en civilización a menudo tienen ojos azules, mientras que el color verde o indefinido en este tono puede indicar degeneración de constituciones superiores. Un color castaño claro y transparente también es favorable, mientras que ojos negros y opacos pueden ser manifestación de impurificación orgánica, es decir, enfermedad crónica.
Las zonas con coloraciones más pronunciadas en el iris pueden revelar áreas específicas de interés para el diagnóstico iridológico.
Los signos iridológicos abarcan una gama que va desde cambios de color hasta manchas, líneas o puntos negros, indicando procesos inflamatorios agudos, subagudos, crónicos o destructivos. Estos signos permiten al iridólogo identificar la ubicación específica y la naturaleza de la afección.
La medicina convencional desconoce y menosprecia este sistema científico y seguro de diagnóstico, ya que no se ajusta a sus intereses, prefiriendo métodos más complejos y, a veces, menos científicos para ejercer el arte de curar.
Aunque dejaremos los detalles a un lado, es importante destacar que cualquier persona, a simple vista, puede tener una idea del estado de su organismo observando el iris de sus ojos. Si el tejido del iris es compacto y su fibra es regular, sin quebraduras ni desviaciones, es probable que la constitución orgánica sea buena. En caso contrario, la calidad de la constitución será más o menos inferior según la magnitud de las alteraciones en dicho tejido.
El color del iris también es un indicador elocuente. Un iris más claro, uniforme y transparente sugiere un estado más puro de la sangre y los humores orgánicos, respaldando la afirmación bíblica de que "si tu ojo es limpio, todo tu cuerpo será luminoso". Los pueblos que lideran en civilización a menudo tienen ojos azules, mientras que el color verde o indefinido en este tono puede indicar degeneración de constituciones superiores. Un color castaño claro y transparente también es favorable, mientras que ojos negros y opacos pueden ser manifestación de impurificación orgánica, es decir, enfermedad crónica.
Las zonas con coloraciones más pronunciadas en el iris pueden revelar áreas específicas de interés para el diagnóstico iridológico.
£1 arte de curar
La curación, como hemos visto, solo puede lograrse al volver a la observancia de la Ley Natural. El Naturismo, por lo tanto, no trata con "remedios", sino con "régimen", en consonancia con la ley natural que hemos explorado previamente.
Es fundamental no dejarse confundir por la noción de "enfermedad", ya que sabemos que es simplemente una variación, casi un accidente, de una causa única y general que afecta todo el organismo del paciente. Por lo tanto, el enfoque del Naturismo no consiste en curar las "enfermedades", sino en curar al "enfermo", haciendo que estas desaparezcan una vez que se normalizan las funciones orgánicas.
Los estudios médicos convencionales, basados en la observación de cadáveres o del enfermo a través del órgano afectado, parten de una base errónea para cualquier conclusión. En la medicina natural, no existen remedios en el sentido convencional, ya que las enfermedades no desaparecen por la acción de agentes externos, sino por la acción de la propia fuerza vital del paciente. Es por esto que Neuens afirma que "no existe droga, inyección o suero con virtud curativa". Este concepto se comprende fácilmente considerando que la vida solo reside en la naturaleza, y solo de ahí podemos obtenerla. Los preparados de laboratorio y productos de botica son sustancias sin vida que no pueden favorecer ni aumentar la vida que se escapa con la enfermedad. La vida no se embotella ni se vende bajo etiqueta.
Hace más de dos mil años, Hipócrates proclamó el sabio principio que aún guía la medicina natural en la actualidad: "solo la Naturaleza cura". Nuestro organismo tiene los medios y las defensas para superar a todos sus enemigos, que son las causas de la enfermedad.
La enfermedad, según el enfoque del Naturismo, debe abordarse siempre con el objetivo de restablecer la normalidad, que es la salud. El cuerpo enfermo, obedeciendo leyes inmutables, tiende naturalmente a mejorar y normalizarse. En muchos casos, simplemente no contrariar esta tendencia es suficiente para recuperar la salud, lo que explica los casos en los que los enfermos "sanar solos".
Las drogas, vacunas, inyecciones, sueros o tónicos no pueden curar, ya que al ser materias sin vida, en lugar de respaldar la tendencia curativa del organismo, la obstaculizan o la paralizan. Introducen sustancias más o menos tóxicas que, en última instancia, deprimen la fuerza vital y quedan como depósitos de materias extrañas que obstaculizan aún más el funcionamiento normal de las funciones vitales.
En cuanto a las operaciones quirúrgicas, en términos generales, se puede decir que no curan las enfermedades, ya que no abordan la causa subyacente que las genera. Las cirugías generalmente actúan solo sobre los efectos del mal, dejando al organismo con lesiones que a menudo impiden su funcionamiento normal. El recurso frecuente a la cirugía indica la incapacidad de la medicina convencional para lograr curaciones, ya que a menudo se recurre a la cirugía cuando no se puede curar.
Aunque se aceptan las operaciones para reparar accidentes que tienen causas externas y requieren intervenciones externas, se sostiene que los procedimientos habituales de la medicina convencional no solo no curan, sino que, en muchos casos, son perjudiciales para el paciente. Al envenenar o mutilar al paciente, se le incapacita para obtener una curación verdadera.
El texto destaca la crítica del Naturismo hacia el tratamiento medicamentoso, argumentando que, en muchos casos, este tipo de tratamiento transforma enfermedades agudas, que podrían ser curables, en crónicas e incurables según la perspectiva de la Alopatía (medicina convencional). Se sugiere que las curaciones que se logran con medicamentos son más bien excepciones y que, en la mayoría de los casos, la mejora se produce a pesar de los remedios.
Se hace una distinción entre la medicina facultativa y el público, señalando que la medicina se adapta al ambiente y ha perdido la verdadera noción de enfermedad. Se critica la terapéutica sintomática que busca hacer desaparecer los síntomas sin abordar la causa subyacente de la enfermedad. Se compara esta lógica con la del avestruz que cree librarse de su enemigo ocultando su cabeza.
La idea central es que la enfermedad es resultado de la impurificación del organismo, ya sea por herencia o por la acumulación de materias extrañas debido a una nutrición inadecuada. La curación, según el Naturismo, implica un proceso purificativo de eliminación de estas materias extrañas. Se argumenta en contra de la introducción de nuevas sustancias extrañas al cuerpo, como drogas, vacunas, sueros e inyecciones.
Se menciona que la muerte generalmente se produce por intoxicación, y se destaca la importancia de eliminar las acumulaciones morbosas y evitar la introducción de nuevas impurezas con una dieta adecuada para lograr la purificación orgánica y, por ende, la salud.
Se destaca la importancia de desintoxicar el organismo para lograr la curación y la purificación del cuerpo enfermo. Se propone un enfoque de doble vía para alcanzar este objetivo: eliminar las acumulaciones morbosas existentes y evitar la introducción de nuevas impurezas mediante una dieta adecuada y la normalización de la digestión.
Se subraya que la curación se logra a través de la normalización de la función digestiva, que se encuentra alterada en todo enfermo. Se sugiere someter al enfermo a una dieta vegetariana, y en algunos casos, exclusivamente de frutas y semillas crudas. Se menciona la importancia de vigilar las deposiciones para evaluar la digestión.
El texto resalta las funciones primordiales del cuerpo, que son la nutrición y la eliminación de desechos, formando parte del proceso del cambio orgánico que constituye la vida. Se enfatiza la necesidad de renovación continua del organismo, activada por agentes naturales como el aire, la luz, el sol, el agua, el ejercicio físico y los alimentos vegetales. Se argumenta que aplicar estos agentes de manera adecuada favorecerá las funciones eliminadoras y permitirá al organismo renovarse y reemplazar sustancias viciadas por elementos saludables.
Finalmente, se destaca la importancia del ayuno cuando el cuerpo lo demande, como parte del proceso de purificación y curación.
En este fragmento, se destaca la importancia de comprender que la curación proviene de la fuerza vital del enfermo y no de agentes externos al organismo. Se enfatiza que el arte de curar consiste en estimular la fuerza vital para que, siguiendo las leyes inmutables de la naturaleza, restaure la normalidad orgánica alterada.
Se mencionan los estimulantes vitales, que incluyen el aire, la luz, el sol, el agua, el ejercicio físico, los alimentos y, en pequeñas cantidades, los venenos. Se contrasta el enfoque de la Alopatía, que utiliza venenos en pequeñas dosis como estimulantes y en mayores como calmantes, con el enfoque del Naturismo, que rechaza los venenos y utiliza exclusivamente agentes naturales.
Se subraya que todo tratamiento terapéutico se reduce a actuar estimulando o calmando la actividad orgánica del enfermo. El Naturismo aboga por el uso de agentes naturales, como el sol, el aire, el agua y los alimentos vegetales, para estimular la fuerza vital y favorecer las funciones eliminadoras del cuerpo, contribuyendo así a la curación y la renovación orgánica de nuestro cuerpo, especialmente por mal régimen alimenticio. Se argumenta que, eliminando estas materias extrañas, se quitará al microbio el terreno propicio para su desarrollo, y desaparecerá como desaparecen otros parásitos al realizar una limpieza.
Se sostiene que el organismo humano no necesita desinfectantes ni antisépticos artificiales, ya que tiene mecanismos internos para producir la antisepsia fisiológica. Se mencionan la fagocitosis, las secreciones glandulares y las eliminaciones por los emuntorios como procesos naturales que contribuyen a la defensa del cuerpo contra los microbios y las toxinas.
Finalmente, se destaca que la Medicina Natural promueve el uso de agentes naturales, como el aire, la luz, el sol, el agua, el ejercicio físico y los alimentos vegetales, como estimulantes o calmantes para dirigir la acción del organismo hacia la curación. Se insiste en que estos procedimientos deben adaptarse a las manifestaciones del mal y a la naturaleza del enfermo.
y desarrollo. Estas eliminaciones se llevan a cabo principalmente a través del intestino, la piel, los riñones y los pulmones.
En este contexto, se destaca que la fagocitosis es un proceso mediante el cual los glóbulos blancos de la sangre se apoderan y destruyen los microbios de cualquier tipo. Además, se enfatiza en que las secreciones glandulares, derivadas de la actividad de diversas glándulas como el hígado, los riñones, las glándulas supra-renales, la tiroides y el bazo, proporcionan al organismo desinfectantes y neutralizantes necesarios para envenenar a los microbios y neutralizar los venenos producidos por ellos.
Se argumenta que el organismo humano tiene sus propios medios para producir anticepción fisiológica y que no requiere desinfectantes ni antisépticos artificiales. Se citan ejemplos de procesos naturales de desinfección, como la saliva en la boca, las amígdalas en la garganta, el jugo gástrico en el estómago y la bilis en el intestino.
En resumen, se aboga por la idea de que fortaleciendo las defensas naturales del cuerpo y eliminando las materias extrañas mediante procesos naturales, se puede crear un ambiente desfavorable para el desarrollo de microbios, lo que contribuiría a la prevención y curación de enfermedades.
El texto aboga por la maravillosa organización de las defensas naturales del cuerpo, destacando las eliminaciones a través del intestino, la piel, los riñones y los pulmones. Se critica fuertemente el uso de defensas artificiales practicadas por la medicina convencional, especialmente en el tratamiento de enfermedades infecciosas.
En el caso de enfermedades como la sífilis, se menciona el uso de sustancias como Mercurio, Salvarsán, Yoduros y Cianuros, que se consideran agentes que destruyen tanto los microbios como la vida misma de las células, incluyendo las células nerviosas, y el organismo en su conjunto. Se argumenta que estos elementos carecen de la inteligencia necesaria para buscar y eliminar selectivamente el "enemigo" del cuerpo.
Se concluye resumiendo que el arte de curar consiste en estimular la fuerza vital del organismo para activar las defensas naturales y favorecer las eliminaciones de sustancias patológicas. Se destaca la idea de que no existen enfermedades, sino enfermos, subrayando la importancia de tratar a cada individuo de manera personalizada y considerando su condición específica en lugar de clasificar enfermedades de manera general.
Agentes naturales de curación
Para curar las enfermedades bastan los elementos que pródigamente ha puesto el Creador a disposición de ricos y pobres y son: el aire, el agua, la luz, el sol, el ejercicio físico, los alimentos naturales y una vida de acuerdo con las leyes de la naturaleza.
Aire:
El aire puro y fresco es esencial para la salud. La respiración profunda y consciente de aire limpio contribuye a oxigenar la sangre y estimular el sistema inmunológico. El contacto regular con la naturaleza y los espacios al aire libre también promueven el bienestar general.
Agua:
El agua es vital para la vida y tiene propiedades curativas. El consumo adecuado de agua ayuda en la eliminación de toxinas del cuerpo. Además, baños y compresas con agua pueden ser beneficiosos en el tratamiento de diversas afecciones.
Luz y sol:
La exposición a la luz natural y al sol es crucial para la producción de vitamina D, esencial para la salud ósea y el sistema inmunológico. La luz solar también tiene efectos positivos en el estado de ánimo y puede ayudar en el tratamiento de ciertas condiciones de la piel.
Ejercicio físico:
El movimiento regular del cuerpo es fundamental para mantener la salud. El ejercicio físico mejora la circulación sanguínea, fortalece los músculos y contribuye al equilibrio emocional. Actividades como caminar, nadar, correr o practicar deportes son beneficiosas.
Alimentos naturales:
Una dieta equilibrada basada en alimentos naturales, como frutas, verduras, granos enteros y proteínas magras, proporciona los nutrientes esenciales para el funcionamiento adecuado del cuerpo. Se destaca la importancia de una alimentación vegetariana en algunos casos.
Vida en armonía con las leyes de la naturaleza:
Adoptar un estilo de vida que respete los ritmos naturales, como la regularidad en las horas de sueño, descanso adecuado y gestión del estrés, es esencial para mantener la salud.
En resumen, la filosofía expresada en el texto aboga por utilizar los recursos naturales disponibles para fomentar la salud y tratar enfermedades. Se destaca la importancia de vivir en armonía con la naturaleza y aprovechar los beneficios que los elementos naturales ofrecen de manera gratuita.
El alcance de la luz y el sol. Se sugiere realizar esta práctica temprano en la mañana, cuando el aire es más fresco y beneficioso. Se destaca la importancia de exponer la mayor parte de la superficie corporal al aire para obtener los máximos beneficios.
Tierra:
El contacto con la tierra se menciona como otro elemento importante. Aunque no se proporcionan detalles específicos en el fragmento, algunas prácticas como caminar descalzo sobre la tierra (conocido como "earthing" o "grounding") se han asociado con beneficios para la salud. Se cree que el contacto directo con la tierra puede ayudar a equilibrar las energías del cuerpo y mejorar la conexión con la naturaleza.
En resumen, el texto destaca la importancia del aire puro y el contacto con la tierra como elementos fundamentales para la salud y la curación. Se promueve la exposición al aire libre, especialmente temprano en la mañana, y se sugiere aprovechar la luz y el sol en combinación con la práctica de baños de aire. Además, se menciona brevemente el ejercicio físico como un medio de activar las funciones orgánicas para una mejor nutrición y eliminación.
La luz es esencial para el crecimiento, desarrollo y mantenimiento de la vida en la naturaleza.
La exposición regular a la luz solar se menciona como una práctica beneficiosa. Se destaca la importancia de mantener bien iluminados los espacios en los que se pasa tiempo, especialmente el dormitorio. Se sugiere evitar colores oscuros y favorecer tonos claros para maximizar la entrada de luz.
Sol:
La importancia del sol también se resalta, y se menciona que, al igual que con el baño de aire, Arnaldo Rikli se benefició de tomar baños de sol, incluso en temperaturas muy bajas. La exposición al sol se considera fortificante y purificadora, y se sugiere realizarla diariamente, especialmente en invierno.
En resumen, el texto enfatiza la importancia de la exposición al aire, la luz y el sol como elementos esenciales para la salud. Se describen técnicas para el baño de aire, como ejercicios y frotamientos, y se aboga por mantener espacios bien iluminados. La luz y el sol se presentan como aliados vitales para el sistema nervioso y el bienestar general.
Se destaca la importancia de la luz del sol para el desarrollo y la vitalidad de las plantas, así como para la salud y el bienestar de los seres humanos. Se enfatiza que la planta humana, es decir, los seres humanos, necesita más luz para su desarrollo, y se compara la languidez y la muerte de las plantas alejadas de la luz solar con el impacto negativo en la salud y desarrollo de los niños y personas en general.
Se describe un "baño de luz" que puede tomarse al aire libre bajo un árbol o en el dormitorio con la ventana abierta. Se destaca que la luz favorece las reacciones químicas y físicas del organismo, siendo esencial para el cambio orgánico y la renovación celular, procesos fundamentales para la vida.
La diferencia entre el baño de aire y el de luz se explica en términos de estímulo orgánico, donde el primero se relaciona con el frío y el segundo con la luz como agente estimulante. Ambos baños benefician las funciones respiratorias y eliminadoras de la piel, y se sugiere que el baño de luz es especialmente recomendable para niños y personas anémicas.
El sol es elogiado como el "Astro Rey", y se destaca su papel vital como promotor de la prosperidad y la vida. La ausencia del sol se relaciona con la decadencia y la muerte. El texto presenta una perspectiva positiva sobre la exposición regular al sol y su contribución al bienestar humano.
SE elogia la majestuosidad del sol y destaca su impacto positivo en la vida y la salud. Se describe cómo la presencia del sol disipa las sombras de la noche y brinda alivio a los enfermos, así como la atracción que ejerce sobre las personas, inspirándolas a iniciar sus actividades diarias. Se compara la llegada del sol con el despertar de la naturaleza, donde las aves entonan sus melodías y las flores abren sus capullos.
Se menciona la excepción que algunos individuos civilizados hacen al culto del sol al cubrir sus cuerpos con abrigos impenetrables y al construir sus hogares sin considerar la necesidad de permitir que la luz solar entre en sus espacios, especialmente en los dormitorios.
El texto enfatiza la importancia de aprovechar los beneficios del sol para conservar y recuperar la salud. Se destaca la capacidad del sol para purificar y destruir elementos perjudiciales, y se mencionan casos de curaciones exitosas de diversas enfermedades mediante la exposición diaria al sol en un sanatorio dirigido por Rollier de Leysin.
En general, se resalta la relevancia del sol como fuente de vida, salud y bienestar, haciendo hincapié en la necesidad de aprovechar sus beneficios naturales.
Es Importante la exposición al sol como una práctica diaria beneficiosa tanto para las personas sanas como para aquellas que buscan recuperar la salud. Se mencionan dos objetivos principales del baño de sol: como vitalizador, aprovechando directamente los rayos luminosos, y como depurativo, aprovechando el calor del sol para eliminar toxinas a través de la transpiración.
Se describen las recomendaciones para tomar el baño de sol, incluyendo la preferencia por las horas de la mañana, la exposición del cuerpo desnudo, y la duración variable del baño. Se sugiere que dormir al sol también es beneficioso, siempre manteniendo la cabeza a la sombra.
Diversas enfermedades, como raquitismo, tuberculosis, escrófulas, sífilis, entre otras, que pueden beneficiarse de los baños diarios de sol. Se proporcionan precauciones específicas para algunos casos, como evitar exponer la espalda al sol en la tuberculosis pulmonar después de una hemorragia. Además, se destaca el potencial desinfectante, madurativo y cicatrizante de los baños locales de sol en casos como gonorrea, tumores y úlceras.
Como purificador o depurativo el baño de sol se
debera dar de 11 a 12 del día, cuando la acción del sol es
más enérgica con sus rayos ultravioletas y
con la ca
beza a la sombra, se expondrá el cuerpo al sol, desnudo,,
si no es muy fuerte el calor y, en caso contrario,cubra el cuerpo con una sábana o frazada blanca de lana, hasta tras
pirar 30 o 35 minutos, más o menos, terminando con
una ablusión de agua fría a todo el cuerpo o un baño
de tronco de 10 minutos, término medio, si se siente
congestión a la cabeza.
El raquitismo, la tuberculosis de toda clase, escrófulas, y sífilis y
en general todas las enfermedades agu
das o crónicas reaccionan favorablemente con los ba
ños diarios de sol. para el caso de la tuberculosis pulmonar cuando ha habido
hemorrajia es prudente no exponer la espalda al sol, para prevenir congestiones; en cambio, la exposición
puede hacerse de frente. La gonorrea, los tumores, las úlceras al estómago o intestinos o ulceras externas, encontrarán en
los baños locales de sol el mejor desinfectante, madurativo y muy cicatrizante para desaparecer con su constante auxilio. Ahora En estos casos, si el sol es muy fuerte es conveniente cubrir con hojas verdes la parte afectada, lo que
sobre todo en los tumores, se ve favorable la curación por las
reacciones químicas del sol con la clorofila de la hoja.
A pesar de sus excelencias los baños de sol tienen
el peligro que ofrece todo agente curativo si se emplea
sin método ni prudencia. Esta última condición será
el guía en todas las aplicaciones, empezando por baños
locales en las piernas para seguir a todo el cuerpo y
las exposiciones que al principio serán solo de 10 a 15
minutos, paulatinamente irán prolongándose hasta una
hora o más,
Un buen sintoma es cuando el baño de sol pigmenta la piel es un buen signo de reacion organica.
Nosotros los seres humanos somos hijos de la tierra de ella estamos formados y a ella debemos reintegrarnos.
Nuestros alimentos no son sino tierra modificada por las plantas.
Adolfo Just, un pionero en la investigación moderna de los beneficios terapéuticos de la tierra, observó cómo los animales, como ciervos heridos, instintivamente buscaban curación introduciendo sus extremidades en el barro. Este fenómeno inspiró la "geoterapia", un sistema que ha ganado reconocimiento por sus propiedades purificadoras, desinflamantes, absorventes, calmantes, desinfectantes y cicatrizantes.
La aplicación externa de la tierra, a menudo conocida como baños de barro, cataplasmas o compresas, puede ofrecer alivio para diversas afecciones. Los baños de barro implican cubrir el cuerpo con barro húmedo, permitiendo que se seque al sol. Esta práctica no solo favorece la eliminación de toxinas a través de la piel sino que también desinfecta y purifica. Las cataplasmas y compresas, aplicadas directamente sobre la piel, actúan como desinflamantes y favorecen la cicatrización.
Internamente, la ingestión controlada de tierra, finamente triturada, se ha utilizado en algunos casos para abordar problemas digestivos y gastrointestinales.
Este enfoque, conocido como geoterapia, nos recuerda la importancia de reconectar con la tierra para aprovechar sus dones curativos. Es esencial ejercer precaución y buscar la supervisión de profesionales de la salud al embarcarse en cualquier práctica terapéutica, incluida la geoterapia.
La tierra, como agente curativo, posee propiedades purificadoras, desinflamatorias, absorbentes, calmantes, desinfectantes y cicatrizantes. Estas propiedades se evidencian en la vida diaria en el campo. Por ejemplo, cuando hay un cadáver en descomposición que emite olores fétidos, enterrarlo a una profundidad de 20 o 30 centímetros permite que la tierra absorba los gases perjudiciales y los transforme en elementos neutros. Los campesinos también utilizan tierra para tratar heridas en los animales, observando resultados positivos en el proceso de curación.
En el caso de inflamaciones en diversos órganos como riñones, hígado, estómago y otros, la aplicación de cataplasmas de barro o tierra vegetal durante aproximadamente una hora ha demostrado ser altamente efectiva. Se relata el caso de un caballo con inflamación en el lomo y la cruz, que mejoró significativamente después de aplicarle una cataplasma de barro durante toda la noche.
En enfermedades estomacales como flatulencias, acidez, úlceras y cáncer, se ha observado que las cataplasmas de tierra de jardín, extraída a una profundidad de 20 o 30 centímetros y purificada, aplicadas diariamente durante aproximadamente una hora, seguidas de una ablución con agua fría en todo el cuerpo al despertar, tienen efectos sorprendentes en la curación.
Similarmente, se menciona que la tierra actúa como purificadora en afecciones pulmonares, renales, tifus, catarro intestinal y problemas abdominales. Además, se destaca el uso de arcilla en píldoras o mezclada con agua para tratar dolencias del tubo digestivo, con una dosis de aproximadamente una cucharadita al levantarse y al acostarse.
En casos de heridas putrefactas, la cataplasma de arcilla se presenta como una opción con efectos purificadores y absorbentes, reduciendo el riesgo de infecciones con material limpio. En la sífilis, se menciona la práctica de enterrar al enfermo, dejando la cabeza libre, bajo una capa de tierra de cultivo como medida terapéutica que ha mostrado buenos resultados. La aplicación puede empezar, para un adulto
por 15 minutos y llegar hasta 1hora, haciendo después
ablusión de agua fría a todo el cuerpo y buscando la
reacción al sol o vistiéndose para hacer ejercicios.
El poder purificador de la tierra la convierte en un sustituto ventajoso del jabón, ya que tiene la capacidad de disolver sustancias grasosas o colorantes adheridos a la piel. Es particularmente efectiva para el aseo de las manos.
Es importante utilizar la tierra con precaución, ya que su capacidad absorbente es tan intensa que puede extraer muchas sustancias del cuerpo, y su uso excesivo puede debilitar.
Andar descalzo sobre la tierra, especialmente cuando está húmeda y removida, es una práctica excelente. Fortalece el sistema nervioso, purifica los humores absorbiendo sustancias insanas a través de los pies, y facilita las corrientes magnéticas y eléctricas de la atmósfera y la tierra a través del cuerpo, aumentando así la vitalidad.
En cuanto al descanso, dormir en contacto directo con la tierra se menciona como beneficioso. Se sugiere que al hacerlo, se pueden recibir durante el sueño los beneficios de la tierra, despertando con el cuerpo más liviano y animado para el trabajo.
El ejercicio Fisico

La falta de ejercicio es causa de muchas enfermedades, ya que debilita las funciones orgánicas y contribuye al estancamiento de la sangre y otros fluidos corporales.
Caminar, correr, nadar, hacer ejercicios de resistencia y flexibilidad, practicar deportes, entre otras actividades físicas, son excelentes maneras de mantener el cuerpo en movimiento. Además, el ejercicio al aire libre proporciona beneficios adicionales al permitir la exposición al sol y al aire fresco.
Es fundamental adaptar el tipo de ejercicio a la condición física de cada persona, evitando esfuerzos excesivos que puedan resultar perjudiciales. Consultar con un profesional de la salud o un entrenador personal puede ser útil para establecer un programa de ejercicio adecuado a las necesidades individuales.
La práctica regular de ejercicio físico no solo contribuye a mantener un cuerpo más fuerte y saludable, sino que también tiene beneficios para el bienestar mental, reduciendo el estrés y mejorando el estado de ánimo.
Los ejercicios naturales, como caminar, subir cerros, cavar la tierra, entre otros, son altamente beneficiosos. Si no es posible realizarlos diariamente al aire libre, se pueden llevar a cabo en el dormitorio con la ventana abierta. Se recomiendan ejercicios de flexiones de piernas y tronco, así como otros que pongan en actividad todas las partes del cuerpo. Se hace mención específica al tratado de Müller como una referencia útil en este sentido.
Se aconseja evitar, en la medida de lo posible, el uso del tranvía o automóvil para desplazarse diariamente a las actividades cotidianas, especialmente durante la estación fría, ya que estas son oportunidades para realizar ejercicio físico.
En el caso de los niños, se enfatiza que necesitan moverse y que los padres no deben limitar sus juegos en calle como nosotros cuando jugabamos al pistolero, a las escondidas, a la lleva entre otros, ya que estos son esenciales para su desarrollo fisiológico.
Para obtener más detalles sobre la práctica de ejercicios naturales y sus beneficios, se sugiere la lectura de la obra de Müller. Esto proporcionará información adicional y evitará la necesidad de extender este tema.
Hidroterapia
Después del aire, el agua se destaca como uno de los mejores elementos tanto en términos de alimento como de medicamento. Mientras el hombre puede sobrevivir sin comer durante cuarenta días o más, no puede resistir mucho tiempo sin beber. Dado que más de dos terceras partes de nuestro cuerpo consisten en agua y su renovación favorece la revitalización orgánica, esencial para la vida.
Similar al hecho de que no todo tipo de aire es beneficioso para nuestro organismo, ocurre lo mismo con el agua. El agua de mar, cargada de sustancias minerales corrosivas, puede resultar tóxica, al igual que el agua estancada de un pantano, que podríamos describir como "agua muerta". Es crucial considerar la calidad del agua que consumimos, ya que juega un papel fundamental en nuestra salud.
El "agua viva", que proviene de vertientes, esteros o ríos, especialmente la que se origina en la montaña y se despeña en su camino, es considerada la mejor para mantener la salud. Esta agua lleva disuelto aire, energías magnéticas, solares y eléctricas, todas ellas fuentes de vida orgánica. Estos elementos energéticos son absorbidos principalmente en la boca al beberla a pequeños sorbos, masticándola como si se tratara de alimento. Beber de golpe puede ocasionar trastornos en los pulmones y el estómago debido a la diferencia de temperatura. Además, la piel, con su propiedad absorbente, aprovecha las energías en disolución, subrayando la importancia de no secar el cuerpo después del baño de agua natural.
El agua más pura y vitalizada es la presente en frutas y verduras crudas, siendo suficiente para mantener la vida y realizar el cambio orgánico en quienes las consumen diariamente en cantidades regulares. Este capítulo se enfocará en la aplicación externa del agua como medio de tratamiento de enfermedades, conocido como hidroterapia.
El agua natural y fría, cuando se utiliza externamente, actúa como estimulante de la fuerza vital. Al colocar al organismo en un conflicto térmico, se le obliga a desarrollar una mayor actividad para restablecer el calor normal necesario para la vida. Este esfuerzo acelera el proceso vital, activando las defensas naturales y favoreciendo las eliminaciones patológicas como resultado de la mayor actividad orgánica. La hidroterapia aprovecha los medios naturales de curación del cuerpo al entender cómo manejar las aplicaciones de agua de manera efectiva.
Basta con saber manejar las aplicaciones de agua para ayudar al organismo en su tendencia curativa, convirtiendo así la Hidroterapia en la mejor terapéutica disponible.
El agua, indiscutiblemente, es el elemento más accesible como agente curativo, ya que donde no existe el agua, el hombre tampoco puede vivir. Su utilización requiere simplemente un depósito que la contenga y un paño o un pedazo de saco para aplicarla sobre la piel, siendo, por lo tanto, el médico y la medicina de los pobres y desvalidos.
Vicente Priéssnitz, un campesino austríaco, es la mente genial detrás del descubrimiento de las propiedades curativas del agua fría. Para Priéssnitz, todas las formas de utilizar el agua se justifican con esta idea directriz: "Cuando se emplea agua fría, no es el frío lo que cura, sino, al contrario, el calor producido por el efecto del agua fría; el agente curativo es la naturaleza misma". El mecanismo de la curación se efectúa "eliminando" los residuos y "asimilando" nuevos elementos mediante el calórico, es decir, activando el cambio orgánico.
Priéssnitz demostró su fe en los procesos naturales y en los agentes vitales al añadir: "Mejor se hacen las curas exterior que interiormente". El agua fría cura porque, además de despertar las defensas orgánicas, atrae a la región en la que se aplica, mediante la reacción, la sangre, el exceso de calor o fiebre interna que perturba a todo enfermo, y las materias morbosas que infestaban su cuerpo.
Así, una ablución general de agua fría, al despertar la actividad vital, produce inicialmente una contracción vascular de los capilares de la piel, que vacían gran parte de su contenido hacia el interior. Posteriormente, se repletan de sangre y humores mediante la reacción que sigue a la acción del agua fría. Esta reacción significa una mayor actividad orgánica y, en consecuencia, un aumento de las combustiones y eliminaciones, especialmente a través de la piel.
Las impurezas internas, expulsadas a través de los poros, se dirigen hacia el exterior. De manera más sencilla, podríamos comparar este proceso con el efecto de una ventosa que extrae las impurezas internas. Después de este proceso eliminador, es crucial recuperar materiales, lo cual se logra realizando respiraciones profundas después del baño.
La aplicación de agua fría sobre la piel tiene un doble impacto. En primer lugar, provoca una contracción vascular que mueve la sangre desde los capilares hacia el interior, congestionando los órganos internos y causando anemia en la piel. Luego, como resultado de la reacción, descongestiona los órganos internos y llena los vasos de la piel, permitiendo que el exceso de calor interno y las impurezas acumuladas fluyan hacia afuera a través de los poros, junto con la fiebre.
Es comprensible el riesgo asociado con el baño frío que abarca todo el cuerpo, especialmente cuando la inmersión es brusca y no por partes. En este caso, el fenómeno que hemos explicado ocurre de manera abrupta, provocando una congestión súbita de los órganos internos, con efectos perniciosos, especialmente para los pulmones y el corazón. Esto se evidencia comúnmente en síncopes cardíacos que pueden resultar en la muerte repentina de bañistas imprudentes que se sumergen rápidamente en agua fría.
Para evitar los inconvenientes mencionados, es una regla general en hidroterapia realizar aplicaciones de agua fría por partes y de manera rápida. Esto implica mojar el cuerpo desde los pies hasta el cuello, evitando tocar la cabeza, a menos que se indique lo contrario. El objetivo principal de la aplicación de agua fría es desencadenar una reacción orgánica para lograr eliminaciones patológicas, es decir, la expulsión de impurezas.
Es necesario que el baño sea breve, lo más corto posible, seguido inmediatamente por abrigo o ejercicios físicos que estimulen la producción de calor, sin llegar a sudar, ya que esto anularía los beneficios de la reacción.
Cuanto más calor tenga acumulado el cuerpo, más enérgica y duradera será la reacción después de la aplicación de agua fría, lo que significa que los beneficios obtenidos serán mayores.
Para obtener los mejores resultados con una aplicación de agua fría, es importante cumplir con estas condiciones: 1. Que el cuerpo esté lo más caliente posible, preferiblemente sudando; 2. Que el agua sea lo más fría posible, incluso de un pozo; y 3. Que la aplicación sea breve, de uno a cinco minutos como máximo. En invierno, es necesario ser más estricto al seguir estos preceptos que en verano.
NOTA:
Las mujeres, durante cinco días, deben abstenerse por completo de baños fríos durante la menstruación.
En hidroterapia, se utiliza exclusivamente agua fría, ya que solo esta tiene reacción nerviosa, circulatoria y térmica; el agua tibia o caliente carece de estas reacciones y es sedante o calmante, es indicada solo cuando se busca este efecto.
Mientras el baño frío fortalece, el baño caliente debilita, ya que el primero aumenta el calor animal debido a una mayor actividad orgánica, mientras que en el segundo no hay esta sobreactividad y, en cambio, se pierde el calor existente por irradiación. Se confirma esto por los efectos opuestos que se obtienen: el agua fría tiene una reacción de calor y el agua caliente tiene una reacción de frío.
Las aplicaciones hidroterápicas no se limitan a afectar las funciones de la piel, sino que repercuten profundamente debido a la reacción nerviosa que desencadenan.
Todos hemos presenciado el impacto estimulante del agua fría al ver cómo unas gotas arrojadas al rostro de una persona desmayada la devuelven a la conciencia. La sensación del frío en las terminaciones nerviosas de la piel provoca descargas eléctricas en todo el organismo, acelerando las funciones vitales y, como consecuencia, el cambio orgánico.
Después de una ablución con agua fría, es común que, tras vaciar la vejiga, sea necesario hacerlo nuevamente debido a la mayor actividad funcional de los riñones, inducida por la reacción nerviosa y circulatoria.
El poder estimulante y purificador del agua fría, al acelerar las eliminaciones, se complementa con un efecto calmante sobre la sobreexcitación del sistema nervioso y el corazón, excitación originada por los tóxicos presentes en la sangre. Esto se confirma cuando se experimenta un sueño intranquilo, ya que una simple fricción con agua fría en todo el cuerpo permite disfrutar, en pocos minutos, de un reposo agradable y reparador.
Contrariamente a la creencia popular, en pacientes con afecciones cardíacas, la aplicación adecuada de agua fría resulta beneficioso, proporcionando un importante alivio.
Los efectos positivos del agua fría aplicada externamente se maximizan al dejar el cuerpo sin secar, excepto en los pliegues de la piel. El agua residual sobre la piel permite al organismo aprovechar elementos energéticos como el aire en disolución, las energías solares, los efluvios eléctricos y magnéticos, que son absorbidos por los poros, contribuyendo así al aumento de nuestras energías vitales. Además, el agua misma, una combinación química de hidrógeno y oxígeno, se descompone en sus elementos a través de la reacción eléctrica de la aplicación. En este proceso, el oxígeno se absorbe para incrementar la oxidación orgánica, mientras que el hidrógeno se combina con los productos del carbono expulsados del cuerpo. Esto explica por qué la humedad residual en la piel después del baño frío favorece la reacción.
En resumen, el agua fría posee propiedades curativas que abarcan la capacidad de tratar diversas enfermedades al permitir la eliminación de la causa subyacente, que suele ser la impurificación interna. Sus efectos incluyen ser tónicos, derivativos, disolventes, calmantes, purificadores y vitalizantes, haciendo de ella un recurso accesible para ricos y pobres que proporciona numerosos beneficios.
El elogio de las propiedades del agua natural fue expresado por el Padre Tadeo, quien agradeció a Dios por haber brindado un tesoro tan rico en un elemento tan simple. Esto contrasta con la preferencia del ser humano por buscar la salud en métodos complicados y, a veces, perjudiciales.
Es interesante observar que los principales descubrimientos científicos han sido realizados por individuos modestos, como Priéssnitz, Kneipp, Kuhne y otros, cuyos logros se comparan con los de los médicos titulados. Este contraste plantea la idea de que el título universitario no necesariamente garantiza las condiciones naturales esenciales para ser un verdadero médico.
El buen criterio y el sentido común son cualidades indispensables para un médico genuino, pero a veces se ven afectados por los estudios universitarios que imponen dogmas y prejuicios. Se destaca la necesidad de que un médico verdadero desarrolle su propio arte y no se limite a aplicar clasificaciones preestablecidas.
La base débil proporcionada por los estudios universitarios ha llevado a prácticas médicas que a menudo carecen de responsabilidad personal. El Código Sanitario actual en Chile parece favorecer a los médicos, limitando las opciones terapéuticas naturales y promoviendo métodos más invasivos.
El Dr. Schweninger destaca que muchos médicos, a pesar de obtener sus títulos universitarios, salen de la universidad sin saber realmente cómo curar enfermedades. Señala que, en lugar de poner en práctica su buen sentido para ayudar a los pacientes, muchos médicos tienden a clasificar los casos dentro de las categorías establecidas por la ciencia médica y aplicar tratamientos estándar, lo que a menudo resulta en enviar a los pacientes al cementerio.
En este contexto, se menciona que la base proporcionada por los estudios universitarios es débil, y es común que los médicos eviten asumir responsabilidades personales, incluso para un simple diagnóstico. En casos en los que no se confía en el juicio clínico y se recurre a aparatos o laboratorios, se busca la opinión de una junta médica, donde todos se someten a la autoridad del más destacado, incluso si sus opiniones a veces pueden ser irracionales, con el propósito de preservar el prestigio profesional.
En este contexto, se destaca la importancia de las enseñanzas de Priéssnitz y la terapéutica naturalista, que han demostrado ser efectivas en el tratamiento de diversas enfermedades.
El Código Sanitario, impuesto mediante un decreto-ley, parece diseñado por y para los médicos, ya que prohíbe que cualquier persona, por sabia que sea, practique el arte de curar sin el diploma de "médico-cirujano". Además, señala que estos médicos solo están familiarizados con tratamientos invasivos, utilizando cuchillos y venenos, excluyendo así la posibilidad de aprovechar tratamientos curativos naturales.
Priéssnitz es reconocido como el pionero de la moderna terapéutica naturista, y sus enseñanzas fueron practicadas por Sebastián Kneipp, quien, después de ser desahuciado como tuberculoso, se convirtió en el verdadero apóstol de la hidroterapia. Durante 50 años, Kneipp realizó curas milagrosas en su aldea de Woorishoffen, incluso en casos declarados incurables.
Chile tuvo el honor de contar con uno de los discípulos más sabios de Kneipp, el Padre Tadeo de Visent, un capuchino bávaro que practicó y promovió el naturismo durante más de treinta años. Padre Tadeo, al igual que Kneipp, superó la tuberculosis y la artritis, alcanzando la salud en la ancianidad gracias al naturismo.
Luis Kuhne, después de Priéssnitz, ha desempeñado un papel crucial en el desarrollo de la medicina natural. Autor del sistema denominado "La Nueva Ciencia de Curar", Kuhne introdujo la genial idea de diagnosticar enfermedades a través de la expresión facial. Su teoría de la enfermedad única en su origen y variable en su desarrollo es considerada lógica y real, y su terapéutica, original y sencilla, ha demostrado ser eficaz en diversos casos. Kuhne también destacó en la trofología, la ciencia de la alimentación, que se ha convertido en un aspecto central del naturismo como higiene y terapéutica.
Las teorías de Kuhne son hoy ampliamente aceptadas, incluso por aquellos que podrían considerarse sus detractores. Prácticamente ningún tratado de medicina natural omite sus ideas, aunque a veces no se reconoce su origen y paternidad.
Kuhne también experimentó personalmente la enfermedad y, después de perder la esperanza de recuperar la salud, fue curado mediante hidroterapia aplicada por uno de los discípulos de Priéssnitz. Este éxito marcó el inicio de su dedicación como apóstol de la hidroterapia.
La obra de Kuhne destaca por su simplicidad, una característica de la verdad. Se le atribuye la invención de los baños derivativos, conocidos en todo el mundo con su nombre. Al comprender la dificultad de aplicar agua directamente en la superficie del cuerpo para estimular las terminaciones nerviosas de la piel, Kuhne dirigió la acción del agua hacia los centros nerviosos de los órganos genitales, donde, según él, reside el "árbol de la vida". Al descubrir que toda enfermedad tiene su origen en una digestión anormal, Kuhne desarrolló la idea de que para curar cualquier dolencia es necesario normalizar la digestión. Esto implica proporcionar alimentos adecuados a la estructura orgánica y necesidades fisiológicas del enfermo, así como estimular la acción del estómago e intestino debilitada por la fiebre interna presente en todo enfermo. Sus principios fundamentales incluyen la afirmación de que no hay enfermo con buena digestión y no hay enfermedad sin fiebre, perspectivas sabias que deben ser siempre tenidas en cuenta.
En presencia de fiebre interna, Kuhne abogaba por proporcionar alimentos adaptados a la estructura orgánica y necesidades fisiológicas del enfermo, al tiempo que estimulaba la acción del estómago e intestino, debilitada por la fiebre interna. Sus puntos de vista sobre estos aspectos son considerados sabios y fundamentales en la comprensión y abordaje de la salud y la enfermedad.
Kuhne sostiene que los alimentos que consumimos se descomponen y fermentan de manera anormal, dando lugar a trastornos digestivos e intoxicación de la sangre, que son la causa subyacente de todas las enfermedades, sin importar cómo se manifiesten.
La fiebre interna atrae una mayor cantidad de sangre al vientre y al pecho, debilitando la circulación en las extremidades y la piel. Esto conlleva a dos perjuicios: en primer lugar, la congestión interna dificulta las funciones de los órganos del tronco, perturbando y retrasando la renovación de la sangre, especialmente en los riñones y pulmones, lo que aumenta la impurificación sanguínea. En segundo lugar, la falta de actividad circulatoria en la piel afecta las importantes funciones de este órgano, que actúa como un segundo pulmón y un segundo riñón, dificultando la expulsión de impurezas internas y, por ende, contribuyendo a una mayor impurificación de la sangre.
Los baños genitales y, más rápidamente aún, los baños de tronco de Kuhne refrescan profundamente el interior del cuerpo, restableciendo el equilibrio de las temperaturas y, como consecuencia, de la circulación sanguínea. Esto permite recuperar el calor en los pies, cuya frialdad indica la presencia de fiebre interna y, por lo tanto, enfermedad.
Al eliminar la fiebre interna y restablecer el equilibrio de las temperaturas en el cuerpo, los órganos normalizan sus funciones. La actividad eliminadora de los intestinos y los órganos genito-urinarios se ve especialmente estimulada debido a la atracción de las sustancias patológicas hacia estos puntos, provocada por la reacción del agua fría aplicada a esas áreas. La normalización de la temperatura orgánica también permite que la piel recupere su actividad, previamente afectada por la falta de circulación normal debido a la congestión sanguínea en el abdomen, donde se originaba la fiebre asociada a una mala digestión.
Basándonos en lo expuesto, se comprende que estos baños derivativos, siempre fríos, son aplicables en cualquier enfermedad y beneficiosos para todos los enfermos. La variación reside principalmente en la duración de las aplicaciones, la cual se ajusta considerando la edad, la fuerza vital y las condiciones personales del paciente. Ahora, examinaremos cuáles son estas aplicaciones hidroterápicas principales y cómo actúan.
Frotación...
Se denomina "frotación de agua fría", aunque no implica restregar la piel. Consiste en mojar rápidamente todo el cuerpo, desde el cuello hasta los pies, utilizando una toalla empapada en agua fría. Se sugiere el uso de un paño de hilo o algodón doblado en varias capas, desdoblándolo en cada aplicación para evitar el contacto con la parte sucia.
Esta práctica se recomienda tanto para personas sanas como enfermas. Se aconseja realizarla diariamente al despertar para mantener activas las funciones orgánicas, lo que puede contribuir a prevenir enfermedades o mejorarlas si ya están presentes. Además, se menciona la utilidad de realizar frotaciones de agua fría durante la noche, especialmente si se experimentan molestias al despertar. Se sugiere realizar estas frotaciones con al menos una hora de diferencia entre cada una.
En resumen, se presenta como una sugerencia para utilizar agua fría como un método sencillo para estimular las funciones orgánicas, fomentar la salud y abordar posibles enfermedades.
El mal sueño causa anormalidad en las funciones organicas y la frotacion con agua fria despertara las funciones vitales y favorece la eliminacion de sustancias morbosas toxicas estas frotaciones resstableceran al enfermo a sentirse mucho mejor.
Se busca restaurar la normalidad que se experimenta después de unos minutos de un sueño tranquilo y profundo mediante la práctica de frotación. Esta actividad puede llevarse a cabo de pie junto a la cama, colocando un papel o impermeable en el suelo para protegerlo de posibles goteos del paño mojado. No es necesario que la toalla gotee agua, evitando así que se moje la cama. Después de la frotación, se puede vestir rápidamente para realizar ejercicios o dar un paseo.
En el caso de que el enfermo no pueda levantarse, la frotación se realizará en su cama. Para ello, se quitará la camisa, se cerrarán puertas y ventanas, y se moverá la ropa de cama hacia los pies. El cuerpo se descubrirá por completo, aplicando la frotación desde el cuello hasta la planta de los pies. Luego, se cubrirá rápidamente con la ropa sin secarla.
Para que la frotación sea más efectiva, se sugiere seguir un orden específico para evitar inconvenientes, especialmente en el caso de problemas cardíacos. Se comenzará por el frente, con pasadas desde el cuello hasta la punta del pie derecho, luego al pie izquierdo y finalmente por el centro. Posteriormente, se abordarán los costados, desde el cuello hasta el pie derecho y luego hacia el pie izquierdo. Finalmente, se realizará la frotación en la espalda, desde la nuca hasta la planta del pie derecho, luego al pie izquierdo y finalmente en el centro sobre la espina dorsal y entre las piernas. Se recomienda cambiar alguna hoja del paño doblado o mojarlo nuevamente en cada pasada, escurriendo el exceso de agua para no mojar la cama.
En resumen, se presenta como una sugerencia para utilizar agua fría como un método sencillo para estimular las funciones orgánicas, fomentar la salud y abordar posibles enfermedades.
Aplicando esta técnica de manera descendente, desde la parte superior hasta la inferior, se observan diversos efectos beneficiosos. En primer 1 lugar, se despiertan las defensas naturales del organismo, permitiéndole combatir eficazmente cualquier enfermedad y sus manifestaciones. En segundo 2 lugar, se favorece la eliminación de toxinas, las cuales son causantes fundamentales de las enfermedades, al activar los riñones, la piel y los intestinos, contribuyendo así al proceso de curación. Además, esta práctica combate tanto la fiebre interna como externa, aliviando al enfermo y previniendo posibles complicaciones.
En tercer 3 lugar, la frotación calma la excitación nerviosa y tranquiliza la actividad excesiva del corazón, permitiendo su descanso y proporcionando un sueño reparador. En cuarto 4 lugar, normaliza la circulación sanguínea, desviando la congestión interna hacia la piel y las extremidades, lo que la convierte en un alivio eficaz para enfermedades como pulmonías y nefritis. En quinto 5lugar, activa las funciones digestivas, favoreciendo así la nutrición del organismo.
Ante estos numerosos y significativos beneficios, es comprensible que esta simple práctica supere en efectividad a drogas, inyecciones o sueros.
En este sentido, las palabras del Padre Tadeo, quien destacaba la limitada utilidad de inyecciones con sustancias como alcanfor, digitalina, estricnina y adrenalina, resuenan con razón al afirmar que "nunca podrá hacerse nada más favorable a un enfermo que una frotación de agua fría".
Incluso para aquellos que enfrentan el final de la vida, la frotación de agua fría resulta beneficiosa al normalizar las funciones en la medida de lo posible. Esto no solo evita una agonía dolorosa, sino que también permite pasar el trance final sin las angustias asociadas a la intoxicación por drogas e inyecciones. En situaciones en las que no sea viable llevar a cabo la frotación, su ausencia puede representar una oportunidad perdida para mejorar la calidad de vida del enfermo.
En el caso que no sea posible practicar la frotación
entera, se puede hacer parcial, en las piernas, brazos,
vientre, y pecho, y espalda, etc, según el efecto que se
desee.
Una aplicación derivada, que se destaca, es la realización de seis frotaciones desde la cama, con intervalos de una hora entre cada una.
Después de cada frotación, se vuelve a abrigar bajo las frazadas, manteniéndose en posición de espaldas para favorecer una mejor circulación sanguínea. Se señala que esta aplicación puede no ser adecuada para personas débiles o niños, quienes pueden realizar 3, 4 o 5 frotaciones, dependiendo del nivel de calor que posea el enfermo.
Los efectos de estas seis frotaciones son evidentes al observar el agua utilizada, que se enturbiará a pesar de haber limpiado la piel previamente con un baño de vapor y jabón. Esto indica que las impurezas del interior del cuerpo han sido expulsadas por los poros, logrando así una verdadera limpieza interna y un aseo fisiológico.
Es importante resaltar que la higiene beneficiosa para la salud se logra al barrer desde el interior hacia el exterior, principalmente a través de las reacciones generadas por el agua fría. A diferencia de los baños tibios o calientes, que no provocan reacciones notables y no purifican la sangre, las seis frotaciones demuestran su poder eliminador, evidenciado también por la variación de peso del sujeto antes y después de la aplicación, comparable a los efectos purificadores de un baño de vapor.
Después de la segunda o tercera frotación, suele comenzar el proceso de transpiración del cuerpo. En este punto, se sugiere no interrumpir este proceso con más frotaciones, siendo suficiente realizar una última frotación después de transpirar durante tres o cuatro horas. Este enfoque busca respetar y permitir los procesos naturales del cuerpo para obtener los máximos beneficios de la aplicación.
Envolturas o Paquetes
La envoltura, como su nombre sugiere, implica envolver total o parcialmente el cuerpo con un paño de hilo o algodón mojado en agua fría, previamente escurrido.
La envoltura puede ser total, abarcando todo el cuerpo desde el cuello hasta la planta de los pies, lo que denominaremos "paquete entero". Un "medio paquete" cubre desde los sobacos hasta las rodillas. El "paquete de piernas" comprende desde la cintura hasta la planta de los pies, mientras que el "paquete de rodillas" abarca desde encima de las rodillas hasta la planta de los pies. La "faja derivativa" o "paquete de cintura" envuelve el vientre y los riñones.
En cada tipo de paquete, la parte correspondiente del cuerpo se envuelve con un paño de hilo o algodón mojado en agua fría, y sobre este, se coloca un paño seco de lana.
El procedimiento comienza calentando previamente los pies, ya sea con ejercicios o friccionándolos con un paño seco áspero de lana, si es necesario. Para la aplicación del paquete, se desplazan las frazadas de la cama hacia los pies, se coloca un hule o diarios sobre la sábana de abajo para evitar que la humedad llegue al colchón. Luego, se extiende una manta de lana, y sobre ella se despliega el paño o sábana mojada, ajustándola según el tamaño del paquete. El enfermo se acuesta sobre el lienzo mojado, que se envuelve alrededor del cuerpo. Encima de esto, se coloca la manta de lana, asegurándose de que no entre aire y abrigándose con la ropa de la cama.
La duración de toda envoltura generalmente es de una hora, aunque personas muy fuertes pueden prolongar la aplicación media hora más. Es importante ajustar la humedad del paño de acuerdo con el calor del cuerpo del enfermo.
La duración estándar de cualquier envoltura es de una hora, aunque personas muy fuertes pueden prolongar la aplicación media hora más. Sin embargo, el paquete de cintura o faja derivativa se dejará puesto toda la noche, ya que generalmente se aplica en ese momento para dormir con él.
Cuando hay fiebre, el paquete entero puede realizarse dos o tres días seguidos e incluso dos veces al día. Sin embargo, como regla general, no se recomienda más de una vez por semana debido a su potente efecto eliminador. Los otros paquetes, especialmente los más pequeños, pueden aplicarse con mayor frecuencia, pero se debe ejercer prudencia en cualquier caso.
El propósito fundamental del paquete es atraer las impurezas del interior del cuerpo hacia la piel, induciendo la circulación sanguínea y el calor interno. Esto se logra de manera más efectiva cuando el cuerpo está más caliente y el paño o sábana húmeda está frío. El frío del paño húmedo estimula la reacción de la piel, que se congestiona, aumentando la temperatura superficial. Este calor evapora la humedad del paño, creando una atmósfera de humedad alrededor del cuerpo que abre los poros y facilita la expulsión de impurezas internas, que quedan absorbidas por el lienzo. Este efecto derivativo se puede comprobar lavando el paño que estuvo en contacto con la piel, observando que enturbia el agua, a diferencia de cuando se mojó y estrujó antes de la aplicación.
El efecto de un paquete es análogo al de una aplicación de vapor, ya que ambas utilizan el agua por su humedad. El paquete entero puede incluso reemplazar al baño entero de vapor, con la ventaja de que es calmante en lugar de estimulante, siendo más adecuado para personas débiles y nerviosas.
EL paquete completo, proporciona beneficios inapreciables en casos de fiebre. El paquete, especialmente el entero, contribuye a refrescar al enfermo, permitiéndole perder parte de su calor corporal al tiempo que facilita la eliminación de las sustancias morbosas responsables de la enfermedad.
Cuando la fiebre es muy elevada, es recomendable realizar una frotación seguida inmediatamente de la aplicación del paquete completo. Por lo general, se deja el paquete puesto durante una hora. Al retirar un paquete, se debe tener cuidado de no enfriar el cuerpo del enfermo, ya que los poros están abiertos. Se retira el paño húmedo por debajo de las frazadas, procurando evitar la entrada de aire frío, y se deja la envoltura de lana durante al menos veinte minutos más. Esta también se retirará con las mismas precauciones.
El paquete entero es adecuado cuando hay fiebre intensa o intoxicación. El paquete medio se indica en cualquier situación en la que se desee promover una acción eliminadora, siendo generalmente el más recomendado debido a sus efectos profundos. Este tipo de paquete descongestiona los pulmones, el hígado, los riñones, el corazón y los órganos del abdomen, favoreciendo la purificación interna.
El paquete de piernas tiene como objetivo atraer la congestión del pecho y la cabeza hacia las extremidades inferiores, descargando las morbosidades acumuladas en esas regiones. El paquete de rodillas, además de tener este efecto, actúa sobre los órganos del bajo vientre, descongestionándolos y liberándolos de impurezas. El paquete de cintura tiene como objetivo actuar sobre los riñones, intestinos, bazo, vejiga y órganos genitales, descongestionándolos y purificándolos.
Los paños de hilo o algodón utilizados en los paquetes deben lavarse y exponerse al sol antes de volver a usarse para eliminar las impurezas impregnadas. También es beneficioso exponer al sol el paño o manta de lana utilizada en este procedimiento.
En cuanto a las compresas, se refiere a paños más o menos húmedos que, al aplicarse en una parte reducida del cuerpo, actúan localmente sobre un órgano específico
Existen diversas clases de compresas, cada una dirigida a una parte específica del cuerpo. Aquí nos referiremos a las principales:
Compresa dorsal:
Se utiliza un paño de dos o cuatro dobleces, dependiendo del calor del cuerpo, previamente mojado y escurrido.
Se aplica desde la cabeza hasta el extremo de la espina dorsal, cubriendo toda su extensión en un ancho de 15 a 20 centímetros aproximadamente.
Se cubre con un paño seco de lana.
La persona se acuesta de espaldas sobre la compresa, cambiando el paño húmedo cada 15 o 20 minutos.
La duración de la aplicación suele ser de una hora en total.
La compresa no debe calentarse demasiado, ya que su objetivo es refrescar y descongestionar los centros nerviosos.
Tiene un efecto calmante, beneficioso para personas nerviosas, neurasténicas o con perturbaciones mentales.
Puede aplicarse dos o tres veces al día, especialmente antes de la frotación matutina y antes de acostarse, ayudando a calmar la excitación nerviosa y promover un sueño tranquilo.
Compresa abdominal:
Se aplica en el área del vientre y puede constar de uno o más dobleces según el calor del enfermo.
El modo de aplicación es similar al de la compresa dorsal, con el objetivo de refrescar y descongestionar los órganos del vientre.
Es eficaz para combatir la fiebre y puede aplicarse alternando con la compresa dorsal o simultáneamente durante una o dos horas.
Se recomienda cambiar el paño mojado cuando se caliente demasiado.
En situaciones de golpes, heridas o cualquier accidente que afecte el cuerpo, las compresas de agua fría renovadas cada una o dos horas son consideradas el mejor medio para normalizar las alteraciones producidas.
Chorros o afusiones
Las aplicaciones de agua fría más enérgicas son los chorros o afusiones, destacando entre ellos el chorro fulgurante o pistón por su eficacia.
En estas aplicaciones hidroterápicas, es crucial acumular calor antes y después del baño para asegurar una reacción duradera, que es fundamental para el proceso de curación.
En el caso de los chorros, el agua actúa mediante el frío y la presión, intensificando así su efecto. Su empleo es sencillo, incluso en entornos rurales, solo se requiere tener una o dos regaderas grandes para aplicarlos.
En los chorros, el agua de la regadera (sin la lluvia) se aplica siguiendo más o menos las indicaciones dadas para la frotación. Es recomendable comenzar siempre por el talón derecho, desde donde el chorro asciende lentamente hasta la parte posterior de la rodilla, luego hacia la cadera y finalmente bajando de nuevo al punto de partida. Este proceso se repite en la pierna izquierda y se realiza de manera similar en otras partes del cuerpo, según la aplicación específica, con la excepción del chorro de perro, que comienza por la mano derecha y riega solo los brazos y la espalda.
En el caso del chorro fulgurante o pistón, este se aplica con una manguera que expulsa un hilo delgado de agua a una distancia de cinco o seis metros.
Es importante que el cuerpo esté bastante caliente, e incluso transpirando, antes de recibir cualquier chorro, y la duración de estos puede variar de dos a cinco minutos aproximadamente.
El chorro fulgurante o pistón es el más significativo de los chorros, ya que agita profundamente el cuerpo, provocando una reacción enérgica y duradera. Esto permite regularizar la circulación sanguínea, descongestionar los órganos internos, estimular los centros nerviosos y favorecer una activa eliminación de las impurezas internas. Su efecto estimulante lo convierte en una opción de beneficio incomparable, especialmente durante la temporada de calor. Se recomienda a personas en general, tanto sanas como enfermas, y particularmente en casos de anemia y en situaciones de fuerte acumulación de grasas, las cuales tienden a disminuir gradualmente bajo la acción de este chorro. Kneipp compara su efecto con el de una varilla que, al azotarla sobre un vestido enterrado, hace salir el polvo que contiene.
Otros tipos de chorros incluyen:- Chorro de rodilla: Se aplica desde las rodillas hacia abajo, por delante y por detrás. Su efecto es descongestionante en la región del bajo vientre, cuello y cabeza, siendo útil en casos de afecciones en esos órganos.
- Chorro de piernas: Actúa como derivativo del pecho y cabeza, ejerciendo un efecto favorable y eficaz sobre el estómago y riñones.
- Chorro de espaldas: Abarca todo el plano posterior, desde los talones hasta los hombros. Favorece una enérgica reacción circulatoria.
- Chorro de perro: Para esta aplicación, basta con descubrir el tronco, colocar las manos en el fondo de una bañera o depósito y recibir el agua desde la mano derecha. Se vierte el agua sobre la espalda sin mojar la cabeza.
El efecto de este baño de chorro de perro es especialmente tónico para los órganos del pecho, pulmones y riñones. La duración de los chorros puede variar de uno a cuatro minutos, dependiendo de la constitución del individuo.
Estos chorros se aplican de manera específica para obtener distintos beneficios y pueden formar parte de un régimen de hidroterapia.
BAÑOS
En los depósitos corrientes, el único baño recomendable es el baño frío de media tina. Para realizarlo, se sumerge lentamente primero los pies, luego se sienta para quedar con el agua hasta el estómago, durante medio a un minuto solamente. Posteriormente, se busca la reacción descansando en la cama o vistiéndose rápidamente para caminar, con el objetivo de obtener una reacción lo más duradera posible.
Este baño frío de media tina es altamente beneficioso, promoviendo una reacción rápida y vigorosa. Al descongestionar el pecho, cuello y cabeza, proporciona un bienestar delicioso. Es especialmente recomendado en las afecciones de los órganos de estas regiones, y tiene efectos generales, haciéndolo especialmente apropiado para niños y personas debilitadas.
Otro tipo de baño es el baño frío de asiento, que se toma en una bañera especial en forma de poltrona. En este caso, solo se sumergen las caderas hasta el ombligo, con una duración de medio a un minuto. Durante la aplicación, es conveniente friccionar el bajo vientre con un paño. Este baño refresca el bajo vientre, descongestiona los órganos internos y favorece las funciones digestivas. Es altamente recomendable para personas que sufren de estreñimiento y puede aplicarse varias veces al día hasta lograr una evacuación.
Baño frío de pies: Este consiste en sumergir los pies hasta las pantorrillas en agua contenida en un balde por un periodo de medio o dos minutos. Después de tomar este baño, se envuelven los pies mojados, sin secarse, en un paño seco de lana para asegurar la reacción. Sus efectos descongestionantes en la cabeza, cuello, pecho y vientre son similares a los del chorro de rodillas.
Este baño es recomendado en casos de resfriados, toses, rinitis, y afecciones de la vista, oído o garganta. Se puede tomar sentado en la cama al acostarse o por la noche al despertar, favoreciendo el sueño. Es especialmente recomendado para personas nerviosas y que padecen de frío en los pies. Se puede realizar con la frecuencia deseada, y es beneficioso alternarlo con el chorro de rodillas.
Baño de tronco: Similar al baño de asiento, este baño es de mayor duración y extensión, abarcando no solo las caderas sino también buena parte del tronco y la espina dorsal. Su duración varía de cinco a treinta minutos, debiendo friccionarse suavemente el bajo vientre con un paño de hilo o algodón durante todo el tiempo que dure el baño. Esta aplicación tiene un gran efecto derivativo, atrayendo las materias mórbidas acumuladas en el cuerpo hacia los desaguaderos naturales y combatiendo la fiebre interna. Es especialmente efectivo como refrescante del interior del cuerpo, siendo considerado un recurso salvador en casos de fiebre alta, como en el tifus. En pacientes con fiebre alta, puede repetirse el baño de tronco dos, tres o más veces al día para mantener la temperatura corporal por debajo de los 39 grados centígrados. Se recomienda que el agua del baño tenga una temperatura de 18 a 20 grados, y se puede agregar agua fresca continuamente durante la aplicación.
Baño genital: Este baño, ideado por Kuhne, es sencillo pero altamente eficaz. Se considera una de las aplicaciones más enérgicas y seguras en cualquier condición enferma. Este baño tiene un impacto especialmente positivo en las funciones digestivas, y al regularizarlas, contribuye a asegurar la curación.
Para realizar este baño, se utiliza la misma bañera que se emplea para el baño de asiento, llenándola con 30 a 40 litros de agua fría para mantenerla fresca durante toda la aplicación. Se sumerge un pequeño taburete o cajón en el agua, de manera que su asiento quede casi al nivel del agua. El individuo se sienta en seco sobre este asiento, con las piernas fuera de la bañera. En el caso de los hombres, introducen el miembro viril en el agua, asegurándose de correr el prepucio al extremo de manera que cubra el glande. Sujetando el prepucio con dos dedos de la mano izquierda, friccionan suavemente el borde extremo del prepucio bajo el agua con un pañito en la mano derecha durante todo el tiempo del baño, que puede durar de 10 a 50 minutos.
En el caso de las mujeres, preparan el baño de la misma manera y, con un paño de hilo o algodón de tamaño regular, lo mantienen en la mano dentro del agua durante todo el baño. Con el paño, realizan suaves fricciones sobre los órganos genitales externos, centrándose en los grandes labios.
Este baño combina efectos estimulantes en la actividad vital, especialmente en las funciones digestivas, con un gran poder eliminador. Ayuda a atraer las materias acumuladas, especialmente en la cabeza, cuello, pulmones y en todo el cuerpo, hacia los desagüaderos naturales. Además, tiene propiedades vitalizadoras, derivativas y favorece el enfriamiento interno, contribuyendo a eliminar fiebres que pueden debilitar al paciente, incluso si no se manifiestan clínicamente mediante la medición convencional de la temperatura corporal.
Baño genital o de asiento con fricción: Kuhne utilizaba el baño genital, también conocido como baño de asiento con fricción, para realizar sorprendentes curaciones en una amplia variedad de enfermedades. La eficacia de este método ha sido confirmada por experiencias prácticas y se ha demostrado en diversas condiciones médicas.
Para lograr los mejores resultados con este baño, es fundamental tomarlo con el estómago vacío y no volver a ingerir alimentos hasta al menos 20 minutos después de finalizada la aplicación.
En el caso de niños o jóvenes, se puede reemplazar el baño genital con la fricción del bajo vientre, siguiendo el procedimiento descrito para el baño genital femenino. La diferencia radica en que la ablución se aplica desde el ombligo hacia abajo.
La frecuencia de este baño puede variar de una a tres veces al día. Se prefiere una sola aplicación de media hora a tres aplicaciones de diez minutos cada una, ya que así se obtienen efectos más profundos y duraderos. Este método es especialmente beneficioso para estimular las funciones digestivas y promover la eliminación de impurezas internas en el cuerpo.
CONTINUARA ...
Comentarios
Publicar un comentario
Hola querido lector, para NATUCASA es muy Importante su comentario, de antemano GRACIAS. En la brevedad posible se estará dando respuesta a su inquietud.